TRABAJAR EN ESPAÑA

O UNA NOCHE EN LA ÓPERA

Pablo Rojo Barreno.

La Ministra de trabajo que descubrió los ERTE y el contrato fijo-discontinuo de la Reforma Laboral de 2012 del PP, está satisfecha por las chulísimas consecuencias de su minireforma laboral. Tras este éxito, se ha lanzado sin paracaídas a la consagración de la matria que suma, desdeñando a la femenina patria, esa que algunos oímos su aflicción. Aunque para aflicción, esos más de 13.000 millones de déficit que el Servicio Público de Empleo Estatal (SEPE) ha incurrido en los últimos dos años. Y mientras escribo estas líneas, el gobierno presidido por Sánchez Castejón, ha decidido transferir a la Seguridad Social 19.888 millones de euros más (deuda) a los 36.502,6 millones de hace apenas un año, para tapar el agujero que supondrá su empeño (electoral) de actualizar las pensiones con el IPC en 2023. Por supuesto, el gobierno echa la culpa de estos déficits a la pandemia y a la guerra de Ucrania.

Algunos malintencionados intentan desprestigiar el contrato de trabajo fijo-discontinuo por camuflar las cifras reales de desempleo. Que lo hace no hay duda puesto que; cuando al trabajador se le comunica que sus servicios quedan congelados y deja de trabajar, para el SEPE no consta como parado sino como “demandante de empleo no parado … una situación similar los trabajadores en ERTE, no trabajaban pero no estaban en el paro«. Con todo, hay que reconocer que este modelo de contrato mejora algo la continuidad del puesto de trabajo, respeta la antigüedad, permite acceder a la indemnización por extinción de contrato, y, probablemente, reducirá la tasa de temporalidad a largo plazo. Sin embargo, sigue conservando muchas lacras de los contratos temporales, por ejemplo, cuando las entidades de crédito no lo equivalen al contrato fijo indefinido.

Coherente con la obsesión reglamentista e intervencionista característica del gobierno presidido por Sánchez Castejón, el Real Decreto-ley 3/2022 impone cinco modalidades de contrato fijo discontinuo: estacional, intermitente, adscrito a contratas o concesiones, empresas de trabajo temporal y sector público. Estos contratos pueden ser por jornada completa o parcial, siendo estos últimos los que más se firman. Es obvio que en todos los casos, en algún momento el trabajador dejará de trabajar y pasará a engrosar el paro. Por otro lado, los tribunales laborales han considerado que no puede ser fijo discontinuo un trabajador que ha prestado servicios todo el año. El laberinto leguleyo se expresa fehacientemente cuando se comprueba que; la Tesorería General de la Seguridad Social (TGSS) de España, ha publicado para el 2022 nada menos que 47 modelos de contratos de trabajo, de los que 5 son para fijos-discontinuos.

Teniendo en cuenta que el suflé de estos contratos acaba de empezar, no hace falta tener mucha imaginación para prever que cuando la temporada turística acabe, un porcentaje considerable de trabajadores fijos-discontinuos pasarán a cobrar el seguro de desempleo en función de sus circunstancias personales. Estamos hablando de alrededor de un millón de trabajadores con jornadas de trabajo dispares. Si la bomba de relojería de las pensiones públicas (en julio supuso 11,8% del PIB) es manifiesta, el aumento del gasto por desempleo es algo más que un petardo, aunque las cifras oficiales nos lo camuflen.

Acostumbrados a sufrir un desempleo aciago desde hace cuatro décadas, apenas nos preguntamos como otros países de economías y riquezas naturales similares o incluso más exiguas, mantienen tasas de desempleo mucho menores y ahorran un dineral en miseria y gastos. Una respuesta sencilla la tenemos en la más católica que nosotros Irlanda, país también miembro de la UE donde los contratos de trabajo no están tipificados, por lo que los términos y condiciones del empleo dependen del acuerdo que se establezca entre el empleador y el trabajador. Esta sencilla fórmula junto con bajos impuestos, les ha permitido que estando emparejados con nosotros respecto al PIB per cápita hace 24 años, hoy (datos de 2021), con 84.940 € de PIB per cápita tripliquen con creces nuestro flaco 25.460 €, mantengan una deuda del 56% del PIB frente al 118,4% del PIB de España, al tiempo que mantienen una tasa de desempleo del 4,8% frente al 13,7% nuestra.

Mientras la ministra de Educación y Formación Profesional y actual portavoz nacional del PSOE, Pilar Alegría encuentra los puntos de fuga de la perspectiva de género en las matemáticas, les propongo analizar con un ejemplo las peculiaridades del contrato de trabajo fijo-discontinuo.

Parece que este contrato se está utilizando masivamente para la contratación de conductores de autobuses de transporte escolar. Debido al extenso calendario de días no lectivos, fiestas locales, vacaciones de navidad (entre 18 y 20 días), semana de carnaval, semana blanca, Semana Santa y vacaciones de verano de 5/6 semanas, el contrato fijo-discontinuo es el preferido por las empresas. Así, los conductores de autobuses escolares pasan al paro en verano y navidades porque las empresas de transporte escolar ahorran un pico en salario y cotizaciones a la Seguridad Social. Veamos; la retribución se establece por un salario base más complementos, pluses y las dos gratificaciones extraordinarias de junio y navidad. Tomando la media de varios convenios colectivos, obtenemos que un conductor de autobús escolar tiene un salario bruto mensual de 1.920,00 €/. A este salario hay que añadir las mencionadas pagas extraordinarias y los correspondientes impuestos. Es decir: 320,00 € por pagas extraordinarias, 150,08 € de cotización por desempleo (5,50 %), 528,64 € por contingencia común de la S.S. (23,60 %), 4,48 € por el FOGASA (0,20 %), 84 € por accidente de trabajo y enfermedad profesional (3,75 %) y 13,44 € (0,60 %) por formación profesional. Costo total mensual para la empresa: 3.020,64 €.

PARADOJAS: Cuando la empresa aplica el contrato fijo-discontinuo mandando a su casa al conductor de autobús escolar 20 días en navidad y 5/6 semanas entre julio y agosto nos encontramos con las siguientes paradojas:

La empresa de transporte escolar se ahorra 1.890,45 € en Navidad y 4.050,96 € en verano de salario e impuestos al trabajo, sin embargo, sacrifica la posibilidad de rentabilizar su autobús durante esos dos periodos.

El conductor “disfruta” de las mismas vacaciones que los maestros, aunque ve reducido su salario real a unos 1200,00 € al mes durante 2 meses (en función de varios parámetros como cotizaciones anteriores, hijos, etc,) y solo si tiene derecho a la prestación contributiva, es decir, el paro que se concede por tener 360 o más días cotizados en los últimos seis años, seguirá cotizando a la Seguridad Social para su futura jubilación. En todos los casos, no cotizará por desempleo, accidente de trabajo y enfermedad profesional, fondo de garantía salarial y formación profesional.

El Estado español y en concreto el Servicio Público de Empleo Estatal (SEPE) hace un pan como una tortas con este sistema. Así, ha recibido un total de 1.508,00 € durante el año y tendrá que pagar unos 2.400,00 € en prestaciones de desempleo más costos administrativos de personal y financieros.

Ante este panorama de perspectiva poco halagüeña, he revisado los incentivos fiscales y bonificaciones estatales para fomentar la contratación indefinida. Hay unos cuantos que bonifican total o parcialmente la cuota empresarial a la Seguridad Social. Los más generosos que pueden durar hasta tres años, son los contratos para la formación y el aprendizaje. Menos generosos son los dedicados a las conversiones de contrato de formación en alternancia en indefinido, los contratos de prácticas en indefinidos, las bonificaciones a la contratación de personas mayores de 45 años, para contratos indefinidos de parados de larga duración, colectivos en riesgo de exclusión y víctimas de diferentes circunstancias, así como para la conciliación de la vida personal, laboral y familiar. En realidad, la única fórmula archidemostrada para estimular la contratación laboral indefinida, es la reducción general de los impuestos al trabajo, junto con la mencionada fórmula irlandesa de contratos de trabajo no tipificados y burocratizados.

Aunque es de sobra conocido el banal concepto que tienen demasiados políticos acerca del erario; «Estamos manejando el dinero público y el dinero público no es de nadie» despachado por la ínclita Carmen Calvo, el despilfarro del dinero que los contribuyentes están obligados a proveer al Estado es una canallada, aunque se disfrace con la empalagosa y demagógica redacción actual del BOE. 16 páginas antes del Dispongo tiene el Real Decreto-ley 32/2021 que arranca por la típica y tópica muletilla adaninsta: «Completar de una vez por todas la transición de nuestras relaciones laborales hacia un modelo más justo y garantista es el gran objetivo de esta reforma». De una vez por todas, escriben impasible el ademán.

Quienes defendemos el modelo de relaciones laborales claras, sin reductos privilegiados para unos pocos, sin letra pequeña ni recovecos, flexibles e indefinidas salvo para los casos concretos bien conocidos, sin intervencionismo estatal como en Irlanda, junto con el cambio de la indemnizaciones por despido por el modelo conocido como “Mochila Austriaca” vigente también en Dinamarca y Suecia, las jerigonzas burocráticas de nuestra legislación laboral nos parecen trabas destructoras de empleo y de dignidad (ver Nota Mochila Austriaca).

Nota sobre la Mochila Austríaca: Se trata de un sistema de protección para el trabajador asalariado, en que las empresas aportan el 1,53% del salario bruto de cada empleado a un fondo de capitalización o caja de prevención laboral, un importe que el trabajador se lleva consigo cuando cambia de compañía o se queda en situación de desempleo. Es el trabajador quien puede decidir si lo sigue acumulando para su posterior jubilación o si lo capitaliza para afrontar la nueva situación del paro. Para el trabajador hace las veces de indemnización y complemento a su pensión y solo él decide qué hacer con ese capital.

LEY DE MEMORIA DEMOCRÁTICA

UNA LEY PARA DESTRUIR LA CONSTITUCIÓN

Uno de los métodos analíticos que tiene la ventaja de ser considerado empático, aunque, en rigor, no tiene por qué serlo, es el de ponerse en lugar del otro. Sin embargo, para aumentar la capacidad analítica, además de ponerse en lugar de alguien o de algunos, parece imprescindible el uso de la mayéutica. Por lo cual, voy a intentar aplicar el mencionado método combinado para analizar los objetivos de la camarilla que ha redactado y aprobado el proyecto de Ley de Memoria Democrática.

Poner en perspectiva histórica los partidos políticos que han redactado y/o apoyado este proyecto de ley, es imprescindible para buscar sus motivos y raíces: PSOE, Unidas Podemos-En Comú Podem-Galicia en Común, Más País, Euskal Herria Bildu, Partido Nacionalista Vasco (PNV), Izquierda (Esquerra) Republicana de Cataluña (ERC)—negociando para obtener más de lo suyo—, Candidatura d’Unitat Popular·Països Catalans (CUP), Partido Demócrata Europeo Catalán (PDeCAT), Coalición Canaria, Partido Regionalista de Cantabria y Teruel Existe. Ahora, repasemos los partidos que promovieron el NO y la abstención en el referéndum para la ratificación de la Carta Magna en diciembre de 1978.

El NO rotundo a la Constitución lo impulsaron: Izquierda (Esquerra) Republicana de Cataluña (ERC), Euskadiko Ezkerra (EE), Herri Batasuna (HB), Partit Socialista d’Alliberament Nacional dels Països Catalans (PSAN), Asemblea Nacional-Popular Galega (AN-PG –BNPG), Unión del Pueblo Gallego (UPG), Partido Socialista de Aragón (PSA), Organización Cuarta Internacional (OCI), Partido Obrero Revolucionario de España (PORE), Liga Comunista Revolucionaria (LCR), Partido Obrero de Unificación Marxista (POUM), Partido del Trabajo de España (PTE), Organización Revolucionaria de Trabajadores (ORT), Partido Comunista de España marxista-leninista (PCE (m-l)-FRAP -CRPE), Acción Democrática Española (ADE), Falange Española de las JONS (FE-JONS), Fuerza Nueva (FN), Unión Nacional Española (UNE), Comunión Tradicionalista (CT). Promovieron la abstención: Partido Nacionalista Vasco PNV, Fuerza para la Unidad de los Socialistas Vascos-Euskal Sozialistak Elkartzeko Indarra (ESEI), Partido Socialista de Andalucía (PSA), Partido Comunista Obrero Español (PCOE), Movimiento Comunista (MC), Organización de Izquierda Comunista (OIC), Organización Comunista de España-Bandera Roja (OCE-BR), Unificación Comunista de España (UCE), Partido Comunista de los Trabajadores (PCT), Partido de Unificación Comunista de Canarias (PUCC), Partido Comunista de Unificación (PCU), Partido de los socialistas de Cataluña-Partit dels Socialistes de Catalunya (PSC-PSOE), Acción Republicana Democrática Española (ARDE), Confederación Nacional del Trabajo (CNT) y Falange Auténtica (FA).

Con el fin de mejorar la información, he escrito los nombres completos de los partidos, en vez de solo las siglas. Asimismo, los he ordenado en función de la ideología que defendían y defienden, para intentar aclarar un poco el pesquis de esta retahíla de organizaciones. Para empezar, se evidencia claramente que excepto los 4 partidos residuales franquistas colocados en los últimos lugares de los dos listados, los partidos contrarios a la Constitución en 1978, excepto el PSOE, son los mismos que apoyan hoy la Ley de Memoria Democrática, aunque algunos hayan cambiado de nombre o se hayan fusionado en otros partidos y coaliciones con la misma ideología.

Asimismo, es comprobable la preponderancia de dos ideologías contrarias a la Constitución ayer y hoy; el nacionalismo supremacista y el marxismo-leninismo. En no pocos casos, ambas ideologías se entremezclaron y entremezclan. Claramente lo hacen en ERC, CUP, En Comú Podem-Galicia en Común, Más País y Euskal Herria Bildu. También es evidente que la inmensa mayoría de los partidos que se opusieron frontalmente a la Constitución en 1978, no combatieron al franquismo con el objetivo de conseguir una democracia liberal, al contrario, pretendían imponer “democracias populares” similares a la URSS, China, Albania o Cuba. No pocos practicaron el pistolerismo y el terrorismo como estrategia política. Sus herederos actuales han condimentado el marxismo-leninismo primitivo con chorros de gramscismo pasado de fecha, epatantes deconstrucciones y alteridades mezcladas con nauseabundas identidades flotantes, un coctel fernet y descangallao heredado de la Guardia de Hierro peronista firmado por el trio Laclau, Mouffe y Bergoglio, más las correspondientes gotas de “posthumanismo al alcance de todos los presupuestos” (ver “Transgénero: Un posthumanismo al alcance de todos los presupuestos” de Denis Collin). Aunque lo disimulan por razones tácticas y electorales, los partidos aliados con el PSOE hoy, mantienen una continuidad ideológica y estratégica, no pocos también orgánica, con los partidos que en 1978 se opusieron a la Constitución.

Dictaminadas las ideologías que anidan y soportan a los partidos actuales contrarios a la Constitución vigente, parece adecuado ponerse en su lugar, con el fin de comprender la estrategia que les guía para coligarse y aprobar leyes como la de memoria que nos ocupa. Recurro a su fuente ideológica original, para indicar que es el materialismo histórico marxista quien establece que el tiempo tiene dueños, que la narración del pasado (la historia) es una propiedad, un medio de producción del presente e incluso del futuro que detentan la clase dominante y los intelectuales a su servicio. Que esa propiedad; la historia, está en permanente disputa debido a la lucha de clases. Sin embargo, los partidos contrarios a la constitución española vigente, como marxistas posmodernos que son, hace tiempo que no identifican la lucha de clases con el enfrentamiento entre proletariado y burguesía, ni cuestionan la propiedad de los medios de producción. De hecho, el posmarxismo ha determinado que el proletariado es un sector subalterno del Bloque Hegemónico, bloque conformado por una visión del mundo especifica (hegemonía cultural) que, al imponerla en la sociedad, logra el poder exclusivo del Estado pantagruélico, siendo secundario, aunque sujeto de su agitación y propaganda, si ese Estado es plurinacional, confederal o nacional propio. En consecuencia, para los partidos que conforman el contubernio que les permite gobernar hoy en España, la historia les pertenece o debe pertenecerles, pues constituye el medio de producción que les facilita borrar las huellas indeseables de su pasado y deslegitimar la Constitución y la Transición, con el fin de proceder al desmantelamiento del régimen constitucional vigente. Porque la Constitución es el único valladar actual que frena que estos partidos logren imponer sus delirios ideológicos.

Pocas veces en mi vida he sentido tanta desazón leyendo un documento oficial. Desde la primera página de su extensísima exposición de motivos, permeada de medias verdades y falsedades descaradas, percibí un grado de manipulación insoportable. La manipulación es tan desahogada respecto a la Segunda República, que asocié su contenido a los once principios de la propaganda nazi de Joseph Goebbels. Su cinismo rancio rezuma en la reiteración de “los valores democráticos”. Mientras que la condición de víctima solo se obtiene si fue causada por la Dictadura, por supuesto la franquista porque, según este documento, la Segunda República fue un régimen ejemplar. El “derecho a la verdad de las víctimas” no se establece sobre el principio de la búsqueda de la verdad histórica, sino sobre la verdad oficial de Estado. Conociendo a la promotora de esta ley; la ínclita Carmen Calvo, no es extraño que algunos artículos requieran revisión psiquiátrica, por ejemplo, el Artículo 33 que concede (la ley de Memoria Histórica vigente de Zapatero también lo hace) la nacionalidad española a los voluntarios integrantes de las Brigadas Internacionales. La obsesión de santificar a unos mercenarios reclutados por la Comintern de Stalin, debe obedecer a un trastorno obsesivo culpable derivado de la derrota. ¿Qué otra explicación tiene conceder la nacionalidad española a personas que, en el caso de la más joven hoy tendría 106 años? La misma que si se concediera la nacionalidad española a Amílcar Barca.

El pasado 8 de julio, Pedro de Tena alertaba sobre las consecuencias de la aprobación de la Ley de Memoria Democrática en Libertad Digital. Su rotundos título y subtítulo: La guerra fría civil «En España ha dado comienzo la guerra fría civil, cuya mecha fue encendida por José Luis Rodríguez Zapatero y su ley de Memoria Histórica» conforman la antesala de su pronóstico: «el propósito de este largo caballero llamado Pedro Sánchez es continuar hurgando en aquella herida civil y, ahora abiertamente, liquidar la generosa Transición democrática y reventar la convivencia nacional de una inmensa mayoría de españoles liberada del odio y el rencor por familias que perdonaron y por unas instituciones que han sido y deben ser compartidas en un proceso de alternancia democrática». El sabio enlace que Pedro de Tena hace entre Largo Caballero y Pedro Sánchez es algo más que una referencia al pozo escabroso del PSOE que esta ley pretende tapar. La historia de un partido político que solo respeta o aparenta respetar las reglas de la democracia, cuando le resultan favorables. Datos son amores; huelga general revolucionaria en 1917, intento de golpe de Estado en 1934, las amenazas pronunciadas por Largo Caballero durante la campaña electoral el 10 de febrero de 1936 en el Cinema Europa: «Si los socialistas son derrotados en las urnas, irán a la violencia, pues antes que el fascismo preferimos la anarquía y el caos», son indicios de la INQUIETANTE HISTORIA DEL PSOE. Más que deriva, el POSE sanchista-oportunista capaz de pactar con los enemigos de la constitución y los herederos directos del terrorismo, parece una amarga continuidad histórica.

Created with GIMP

Concisa recensión de “Historia de un vasco. Cartas contra el olvido”

Autor: Iñaki Arteta

Fecha de publicación original: 20 de octubre de 2021.

Fue gracias a la información proporcionada por el amigo Luis Miguel Medina que acudí el pasado 23 de junio al Ateneo de Madrid, para escuchar la presentación de “Historia de un vasco. Cartas contra el olvido» escrito por Iñaki Arteta con la participación de, además del autor, Fernando Savater y Mariano José Herrador. Con la sala llena, los presentadores disertaron sobre aquellos años de plomo que en Vascongadas fueron aún más terribles para aquellos que no comulgaban con el nacionalismo, o eran del bando odiado; los españoles, por los nacionalistas supremacistas. Con afable sencillez, Iñaki Arteta nos reveló que, mientras que nunca dudó de aportar su testimonio sobre aquella espeluznante época a través de sus cortometrajes, documentales y guiones de largometrajes, nunca pensó en hacerlo a través de un libro. Fue la editora quien le animó y, tras la experiencia, reveló que no descartaba ampliar su testimonio y reflexiones en un segundo libro.

Reconozco que al iniciar la lectura del libro, el formato escogido por Arteta para contar “del joven que fue al joven actual” sus experiencias vitales, en el contexto que arranca en las vascongadas de finales del franquismo, redactadas desde el tuteo compadre, no me ayudaba a la lectura cómplice que anhelaba. Sin embargo, cuando en el capítulo 4º aborda, sin remilgos ni concesiones, el atroz papel de la religión y la Iglesia vasca como fundadora y cómplice del terrorismo etarra, convine que Arteta daba en el clavo con su formato, al intentar la búsqueda de la verdad histórica mediante un lenguaje distendido dirigido a los jóvenes. Sin decirlo expresamente, Arteta expone la verdad: sin la activísima participación de la inmensa mayoría de curas, frailes y prelados de la Iglesia vasca, ETA hubiera sido un grupúsculo nacional-socialista con una existencia parecida al FRAP o, como mucho, al GRAPO.

La evidencia del contubernio Iglesia y PNV para que ETA “moviera el nogal”, asesinara, amenazara y extorsionara, para que la élite de la nación inventada que reclama una patria que nunca ha existido, una raza superior pura y una afrenta que nunca se dio, obtenga un poder absoluto recogiendo las nueces en forma de dinero contante y sonante y privilegios mil, está claramente establecida con miles de datos y pruebas. Arteta expone unos cuantos datos contundentes de este contubernio y si bien no menciona expresamente a los “comandos alzacuellos” de ETA, aquellos elementos que sin un ápice de compasión, asesinaron por la espalda, colocaron bombas en los bajos de un coche, en un centro comercial atestado de gente o en un cuartel-vivienda, si nos recuerda al cura de Salvatierra que colaboró en el asesinato de 3 guardias civiles y menciona que conoció personalmente a un cura que asesinó a una persona.

No fueron unos pocos curas y frailes, todo lo contrario, fueron muchos quienes militaron o colaboraron con la banda terrorista, no pocos fueron dirigentes y sicarios. Algunos memorablemente sanguinarios como el monje benedictino Eustaquio Mendizábal, alias Txikia, muerto en un sangriento tiroteo metralleta en mano. Tampoco fueron santos sino homicidas el vicario de Bilbao, José Ángel Ubieta, el cura Fernando Arburúa Iparraguirre, alias Igueldo, un tipo que ejercía de sacerdote en la parroquia donostiarra de San José Obrero, mientras dirigía el “comando” Txirritia. Ocurrió que la mañana de enero de 1979 Arburúa sacó la pistola del cajón de la sacristía y se fue con sus cómplices al bar Harrería de Irún donde descargó, a quemarropa, la parabellum en el rostro del guardia civil jubilado Félix de Diego. Sin singularizar tanto, Arteta expone claramente la crueldad de los clérigos y obispos que se negaron a oficiar funerales de los asesinados, o los despacharan en pocos minutos de un modo indecente y cuasi clandestino.

No es fácil reconocer que uno estuvo a punto de cruzar la raya hacia el abismo. Mucho más valiente y sagaz es deshacerse de las inercias del entorno familiar y cultural, de la comodidad de seguir la corriente y acoplarse con un sueldo considerable y un trabajo seguro, gracias a la agencia de colocación de élites y subalternos llamada Partido Nacionalista Vasco. Que esa comodidad, que esas nueces, exigieran la banalización del mal, es, según Arteta, la gran losa moral que la mayoría de la sociedad vasca pretende olvidar. Su diagnóstico es tajante; «Ese nacionalismo que algunos graduaban (y aún hoy gradúan) de más o menos moderado para salvar los muebles de muchos consiste en un narcisismo autocontemplativo, una enfermedad mental peligrosa de vanidad y de egoísmo sin límites, capaz de desfigurar las relaciones más íntimas, familiares incluidas, y afear los rasgos de la nación que dicen defender hasta hacerla odiosa a ojos de los no adeptos».

«A aquellos que dicen que el terrorismo lo venció la sociedad vasca yo les digo que el terrorismo habría durado quinientos años de haber sido por la sociedad vasca en su conjunto. Hubo valientes, claro, pero en la misma cantidad que en cualquier otra situación extrema: pocos. Siempre hay pocos valientes. El terrorismo terminó porque se les aconsejó cerrar «la empresa» para abrir otra con nombre diferente. Una mano de pintura blanca para seguir vendiendo el mismo producto».

Y ese producto, el nacionalismo supremacista, sigue secuestrando emocionalmente a la sociedad vasca desde un poder hegemónico incontestable, ahora más poderoso que nunca, gracias a su contubernio con el Gobierno de España, un gobierno capaz de pactar con los herederos directos de ETA; EH Bildu, que ETA fue víctima de España hasta 1983, año en que la banda terrorista, desde 1968, ostentaba el record de haber asesinado a 417 personas. La canallada que se perpetra con un descaro inconcebible ahora mismo, es mucho más que un lavado de cara, es un pacto entre PSOE, Podemos y EH Bildu para reescribir la historia e imponer la justificación de los crímenes de ETA, mediante el victimismo de la opresión española a las Vascongadas. Así, perpetrarán esta infamia, a través de la historia oficial del Estado establecida por una ley arbitraria y dictatorial de memoria democrática. Ante esta lamentable situación, testimonios y reflexiones como la de Iñaki Arteta son imprescindibles hasta para respirar.