La Misión San Francisco de Asís

Una admirable y bella prueba sobre la contribución cultural y civilizadora de los españoles en las Indias.

El pasado martes 20 de septiembre tuve el placer de visitar la Misión San Francisco de Asís en la ciudad de San Francisco. Conocida también como Misión Dolores, es una admirable y bella prueba sobre la contribución cultural y civilizadora de los españoles en las Indias, es decir; en el continente americano.

Insiste José Javier Esparza en su didáctico: “Te voy a contar tu historia. La gran epopeya de España” que España no colonizó, sino que aquellos pocos españoles, menos de un millón en total, conquistadores, frailes y colonos, lograron la inmensa hazaña del descubrimiento y el mestizaje civilizatorio, gracias al código ético forjado durante la reconquista y a la convicción de ser portadores de la religión verdadera salvadora de la humanidad, por lo que implantaron una España bis en aquellos inmensos territorios. Y si bien es cierto que en Hispanoamérica se encuentran innumerables pruebas de esta epopeya, quien quiera verificarla solo tiene que recorrer los restos de las misiones de California fundadas por fray Junípero Serra y sus colegas-hermanos franciscanos.

En el caso concreto de la Misión de San Francisco de Asís, fueron los frailes franciscanos españoles; Francisco Palóu y Pedro Cambón quienes, acompañando al explorador José Joaquín Moraga en 1776, tras consultarlo con Junipero Serra, decidieron fundar una nueva misión (la 19 en la alta California de un total de 21) en la orilla de un arroyo en la única zona relativamente llana de la actual San Francisco. Como las otras misiones, el fin era evangelizar e instruir a los indios, en este caso la tribu de los Ohlone, tribu que como las otras que habitaban la alta California, a pesar de las trolas ideologizadas del presentismo histórico indigenista, estaban en la edad de piedra y eran caníbales. Asimismo, y debido a las enfermedades que sufrían los indios sin defensas ante las enfermedades europeas, los franciscanos españoles erigieron un hospital al lado de la Misión de San Francisco de Asís.

La historia oficial presentista mexicana y yanqui asegura que la Misión de San Francisco no tuvo un rendimiento agrícola notable, sin embargo, admiten que en 1803 llegó a contar con 20.000 cabezas de ganado y de sus cosechas obtenían excedentes que vendían a los militares del fuerte de San Francisco y a los colonos que estaban conformando la nueva ciudad.

Pero tras la independencia de México en septiembre de 1821, el nuevo estado impuso la presencia de militares para controlar las misiones, una medida que provocó en 1824 la rebelión de los chumash de las misiones de Santa Bárbara, Santa Inés y La Inmaculada. Otras rebeliones de indios se produjeron en otras misiones y buena parte de ellos huyeron. En 1834 el estado mexicano secularizó las misiones de California y expulsó a los frailes españoles para reemplazarlos por funcionarios del gobierno. Pronto los Ohlone, Chumash y otras tribus que vivían en las Misiones fueron expulsados sin contemplaciones para devenir, en el mejor de los casos, mano de obra semiesclava de los hacendados y oligarcas criollos. Sin tierras y sin hospitales, las enfermedades fueron diezmando a los nativos de California. Con el Tratado de Guadalupe Hidalgo en 1848 que concluyó la guerra México-Americana (1846-1848), México cedió el 55 por ciento de su territorio a los yanquis, incluyendo los estados actuales de California, Nevada, Utah, Nuevo México, las mayores partes de Arizona y Colorado, junto con la mayoría de los territorios de las actuales Oklahoma, Kansas, y Wyoming. Como Texas ya estaba ocupada por los yanquis, México reconoció el Río Grande como frontera con los Estados Unidos.

Con la llamada Fiebre del Oro, estallaron sangrientos conflictos entre los californianos nativos y los inmigrantes y colonos de origen europeo. Fueron estos yanquis quienes masacraron a los indígenas que quedaban en California entre 1850 a 1880. De hecho, se puede decir que los indígenas indios de California fueron extinguidos. Pero como el presentismo indigenista inventa la historia para justificar sus actuales fechorías, en San Francisco hay un grupúsculo (obviamente de origen sudamericano) que cobra subvenciones por bailar unas supuestas danzas Ohlone.

Cuando el gobierno de los Estados Unidos devolvió la propiedad de las misiones a la Iglesia Católica en 1874, la mayoría estaba en ruinas. No obstante, la bella vieja iglesia de la Misión San Francisco de Asís o Misión Dolores es el edificio intacto más antiguo de la ciudad de San Francisco y la única de las 21 misiones californianas que se encuentra inalterada. Su estructura ha sobrevivido los terremotos de la zona, especialmente el seísmo del año 1906. Fue en 1918 cuando se construyó la bella basílica que acompaña a la iglesia y se reparó una parte del viejo cementerio que contiene parte de los restos de nativos y frailes que construyeron la misión, junto con otras personalidades como el primer gobernador mexicano Luis Antonio Argüello.