EL MINISTERIO DE LA VERDAD WOKE

Esta semana ha surgido en EEUU un escándalo en las redes sociales, derivado del nombramiento de Katherine Maher como directora ejecutiva de la National Public Radio (NPR), -el servicio de radiodifusión pública de Estados Unidos que produce programas para una red nacional de más de mil estaciones de radio en los cincuenta estados y el Distrito de Columbia-, cuya trayectoria como Ex directora ejecutiva de Fundación Wikimedia, ha sido denunciada documentalmente por el periodista, Christopher F. Rufo quien, además de publicar decenas de tuits y vídeos en los que Maher muestra su baja catadura moral y su sectarismo izquierdista woke, la describe así: «K. Maher pertenece a una creciente cohorte de directivas adineradas de izquierda que dominan RR.HH. y DEI (Recursos Humanos integrados en Diversidad, Equidad e Inclusión). Es el arquetipo de las matriarcas del American Longhouse woke del Partido Demócrata que valoran su seguridad y estatus por encima de la libertad, la censura por encima del debate y relativismo sobre la verdad». Y continua Rufo: «K. Maher no sólo quiere «eliminar la mala información» en los medios e Internet. Quiere reemplazarla con «buena información» (es decir, narrativas de izquierda) y obligar al público a «sentarse dentro de esa buena información» como «un colectivo»».

La evidencia sectaria de la censura en la Wikipedia ha sido reconocida por su cofundador Larry Sanger, quien asegura que Wikipedia ha sido corrompida ideológicamente, hasta el punto de plantear la posibilidad de que Katherine Maher colaborara con la inteligencia estadounidense para luego apostillar que, si la NPR estuviera comprometida con la verdad, la despediría «de inmediato«.

Hace unas semanas, publiqué un artículo sobre organizaciones privadas “sin ánimo de lucro” cuya actividad, finalidad, financiación y estructura organizativa no tienen, en términos de legitimidad e incluso legalidad, derecho de arrogarse la lucha contra la “desinformación”, horrible neologismo para describir la censura. Estamos ante una red tentacular agrupada en el llamado “Fact-Checking” que es financiada directa o indirectamente por gobiernos, en concreto la UE, EEUU, Canadá, Australia, etc. y por los conglomerados de tecnología y redes sociales que conocemos, a los que sirven en la labor de censurar toda publicación que no sea respetuosa con el mainstream ideológico también llamado políticamente correcto. Esta vigilancia pone en el borde de la navaja a particulares, medios de comunicación y empresas hasta el punto de que, para ponerse a salvo de las reacciones de cancelación del sacerdocio woke, muchas marcas se han organizado en plataformas preventiva como el Global Alliance for Responsible Media.

No descubro nada nuevo para quienes participamos en alguna red social buscando la verdad, pues tenemos que hacer equilibrios semánticos y autocensura para soslayar la censura que nos vigila como Gran Hermano. De hecho, padecemos el prejuicio de unas empresas sostenidas con el dinero de los contribuyentes para establecer que es cierto y que no, que borran todo aquello que no se ajuste a su “verdad” oficial sobre salud, sexualidad, alimentación, razas, cambio climático, etc. Su verificación de datos son sentencias utilizadas por los VLOP y VLOS que sirven para identificar y suprimir “desinformación”. Meta, por ejemplo, informa que utilizó más de 190.000 artículos distintos de verificación de datos para etiquetar y reducir la amplificación de más de 40 millones de contenidos en Facebook en la primera mitad de 2023.

De hecho, se trata del COMPLEJO INDUSTRIAL DE LA CENSURA que combina métodos establecidos de manipulación psicológica, herramientas altamente sofisticadas de informática, incluida la inteligencia artificial, expertos en doctrinas wokes, feminismo, movimientos queer, neolengua, identitarismo y culto al agravio, personalidades, puntos de vista marginales, junto con funcionarios, contratistas y hasta robots rusos.

A las empresas del complejo industrial de la censura autodenominadas como verificadoras de datos, los estados les han concedido unas mantas de cobertura legal tales como la Red Europea de Normas de Verificación de Datos (EFCN) signataria del Código Disinfo que dice deben cumplir el Código Europeo de Estándares para Organizaciones Independientes de Verificación de Datos, y están sujetos a un procedimiento de queja de EFCN. Es decir, un conglomerado burocrático al margen de los tribunales de justicia.

Famosa por sus desmanes es la Counter Disinformation Unit (CDU – Unidad de Lucha contra la Desinformación) establecida en marzo de 2020 para «Tomar medidas enérgicas contra la “información falsa sobre el coronavirus en línea”».

Pero quien seguramente más se parece al vigilante Ministerio de la Verdad orweliano es la norteamericana NewsGuard, una organización con fines de lucro que califica la credibilidad de las fuentes de noticias, ofreciendo servicios de suscripción que se pueden comprar e incluso aparece en las aulas donde se enseña alfabetización mediática. Entre los socios de NewsGuard se encuentran el Departamento de Estado de Estados Unidos, el Departamento de Defensa y la Organización Mundial de la Salud, cuya institución considera que respalda dogmáticamente como un hecho indiscutible. Quizás lo peor de todo es que NewsGuard se ha asociado con la Federación Estadounidense de Maestros para difundir el uso de NewsGuard en todas las escuelas. Se trata del sindicato de docentes encabezado por Randy Weingarten, quien defendió el cierre prolongado de escuelas debido al Covid y ahora afirma deshonestamente lo contrario. «Hemos podido llevar nuestra herramienta de calificación de confiabilidad de noticias a más de 800 bibliotecas públicas, donde 7 millones de usuarios de bibliotecas públicas usan NewsGuard cuando van a la biblioteca para obtener acceso de banda ancha», se jactó NewsGuard en su anuncio de la AFT. Y ya estamos siendo utilizados en docenas de escuelas y universidades públicas, así como en escuelas independientes».

Pero la arrogancia y agresividad de estas organizaciones que se atribuyen la posesión de la verdad ha llegado a tal punto de prepotencia, que el valiente periodista británico, Freddie Sayers ha publicado un exhaustivo informe en vídeo sobre el misterioso Global Disinformation Index (GDI – “Índice de Desinformación Global”) censor del discurso político en Europa y Estados Unidos.

Así, el blog de Freddie Sayers https://unherd.com/ recibe correos electrónicos de GDI de este estilo: “Nuestro equipo volvió a revisar el dominio, la calificación no cambiará ya que continúa teniendo narrativas anti-LGBTQI+… Los autores del sitio han sido criticados por ser anti-trans. Kathleen Stock es reconocida como una feminista “prominente y crítica con el género”. Una justificación transmitida después de una serie de solicitudes, para incluir a UnHerd en la llamada “lista de exclusión dinámica” de publicaciones que supuestamente promueven la “desinformación” y, por lo tanto, deberían ser boicoteadas por todos los anunciantes.

Se trata de mucho más que censura, estos de Global Disinformation Index y otros semejantes, hacen listas negras para arruinar y desprestigiar a quienes no obedezcan los mandamientos de la doctrina woke, discrepen de la ruta de las agendas climáticas, mantengan que existen diferencias biológicas entre los sexos o critiquen cualquier otro tabú de la izquierda reaccionaria o del capitalismo corporativista global quienes se han aliado en el objetivo de establecer un mundo feliz orweliano.

Enlace al vídeo en que Freddie Sayers denuncia (en inglés) a Global Disinformation Index.

EUGENISMO TRANSHUMANISMO Y TRANSGENERISMO BIOLÓGICO

Viejas doctrinas resucitadas convertidas en lucro infame

LOS ANTIGUOS ENSUEÑOS DEL GNOSTICISMO

UN MUNDO FELIZ

WOKEISMO O JUSTICIA SOCIAL CRÍTICA

EL PECADO ORIGINAL HETEROPATRIARCAL

DISFORIA DE GÉNERO

TRANSHUMANISMO Y TRANSEXUALISMO

¿CÓMO SE IMPLANTÓ EL WOKEISMO EN OCCIDENTE?

LA NEOLENGUA ORWELLIANA LGBTQIAPN+

EL DESEO COMO DERECHO

EL LUCRO INFAME DEL MUNDO FELIZ CÍBORG POSTGÉNERO

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

LOS ANTIGUOS ENSUEÑOS DEL GNOSTICISMO

Desde los umbrales de la historia, la humanidad ha pretendido sobrepasar su devenir, trascender lo natural inventando realidades, produciendo, al mismo tiempo que conceptos y artefactos, un mejor devenir, incluida la eternidad. No obstante, esa ambición no está exenta de precauciones realistas que suelen reflejarse en advertencias en forma de mitos. El de Prometeo expone las consecuencias de retar la sabiduría de los dioses inmortales. El de Adán y Eva cuenta las graves secuelas de ingerir los frutos del árbol de la ciencia del bien y del mal prohibido por Yahvé quien, furioso por la desobediencia, expulsó a Adán y Eva del paraíso condenándoles a la muerte, el dolor, la vergüenza y el trabajo: «Con el sudor de tu rostro comerás el pan hasta que vuelvas a la tierra, porque de ella fuiste tomado; pues polvo eres, y al polvo volverás»» (Génesis 3:19) y «parirás a tus hijos con dolor» (Génesis 3:16). Pero la conciencia de la finitud de la condición humana supone una fuerza generadora capaz de propulsar un anhelante deseo de inteligencia infinita, de belleza y superación de las limitaciones biológicas, el ensueño de liberar al fin la chispa divina atrapada en el cuerpo mortal y devenir dioses parejos a los mitológicos griegos.

La RAE define la eugenesia como el “estudio y aplicación de las leyes biológicas de la herencia orientados al perfeccionamiento de la especie humana”. En realidad, la palabra emanada del griego significa buen origen y fue adoptada por el pensador británico Francis Galton en su obra publicada en 1883 con el título: “Investigaciones sobre las facultades humanas y su desarrollo» (Inquiries into Human Faculty and its Development), apoyándose en la teoría darwiniana de la selección natural. Se trata de una tesis cientificista que pretende la mejora del linaje humano. Sin embargo, la primera noticia que tenemos de práctica eugenésica se remonta al siglo V a. C. con la agogé espartana que pretendió conseguir toda una estirpe de seres humanos física e intelectualmente mejores. Más tarde, Platón en “La República” alentó la instauración de matrimonios pactados entre hombres y mujeres con las mejores capacidades físico-intelectuales, con el fin de engendrar a los mejores ciudadanos posibles para su república ideal.

El gnóstico especulativo Carlos Marx, como gran teólogo de la religión secular (Voegelin), cuyo dogma fundamental es que la existencia social determina la conciencia (él lo sabía mejor que nadie pues despilfarró su herencia y la copiosa de su mujer y no trabajó a pesar de que sus hijos pasaron hambre), desliza afirmaciones que implican una transformación de la naturaleza humana, estableciendo al hombre como constructor de sí mismo: «El hombre que sólo ha encontrado su propio reflejo en la fantástica realidad del cielo, donde buscaba un superhombre, ya no estará dispuesto a encontrar sólo la apariencia de sí mismo. Allí donde busca y deberá encontrar su verdadera realidad pues la esencia humana carece de verdadera realidad».

Basándose en la eugenesia de Galton, surgió a principios del siglo XX el «darwinismo social» para mejorar la «higiene racial». El darwinismo social fue aplicado en numerosos países. En 1907 se aprobó en Indiana (EEUU) la primera ley destinada a “prevenir la procreación de criminales confirmados, idiotas, imbéciles y violadores”. La esterilización obligatoria de las personas consideradas ineptas se extendió por países como Japón, Australia, Canadá y los países escandinavos regidos por partidos socialistas. La legislación eugenésica de esterilización involuntaria y coercitiva fue abolida en el Estado de California en 1979. En Suecia, sigilosamente, fue abolida la esterilización forzada de idiotas, indígenas, gitanos y personas vulnerables en 1996. Bajo la inspiración del médico y biólogo, Alfred Ploetz, Hitler culminó la política de higiene racial con las Leyes de Núremberg de 1935.

En la por entonces flamante Unión Soviética, León Trotski en “Literatura y revolución” (1924) escribió: ”La especie humana, el perezoso Homo Sapiens, ingresará otra vez en la etapa de la reconstrucción radical y se convertirá en sus propias manos en el objeto de los más complejos métodos de la selección artificial en oposición a la selección natural darwiniana y del entrenamiento psicofísico. El hombre logrará su meta… para crear un tipo sociobiológico superior, un superhombre si se quiere”. Al mismo tiempo, el primer ensayo de bolchevismo eugenésico desarrollado por Iliá Ivanovich Ivanov consistente en híbridos entre humanos y simios fue un rotundo fracaso que Stalin disimuló con la entelequia del “hombre nuevo soviético” cuya primera figura ejemplar fue el minero Alekséi Stajánov; trabajador hiperproductivo pleno de virtudes socialistas; belleza, fuerza física y moral, un héroe del trabajo socialista tan escaso como los auténticos socialistas. Ernesto Che Guevara, tras su monumental fracaso como ministro de industrias durante los primeros cuatro años de dictadura castrista, consideró que sin gentes como Stajánov no era posible una sociedad socialista y mucho menos comunista, por lo que era imprescindible generar el hombre nuevo socialista desde los inicios de la revolución.

Acabada la Segunda Guerra Mundial y tras la constatación de las terribles consecuencias de la eugenesia nazi y el holocausto, junto con las purgas estalinistas y la institucionalización del Gulag, en 1947 Ludwig von Mises publica: “Caos planificado: Epílogo a Socialismo” en donde señala a la eugenesia o darwinismo social como leitmotiv de los totalitarismos disfrazados de igualitarismo; «El plan nazi era más completo y por lo tanto más pernicioso que el de los marxistas. Su objetivo era abolir el laisser-faire no sólo en la producción de bienes materiales, sino también en la producción de hombres. El Führer no sólo era el director general de todas las industrias; también era el director general de la granja de cría con la intención de formar hombres superiores y eliminar a los inferiores. Un grandioso esquema de eugenesia debía ser puesto en práctica de acuerdo a los principios “científicos”».

UN MUNDO FELIZ

En la magnífica novela distópica “Un mundo feliz” escrita en la década de 1930, Aldous Huxley describe las tecnologías que configuran un modelo social que controla a la mayoría de la población. Es el Estado omnipotente dirigido por la minoría Alpha descendiente de la vanguardia revolucionaria, quien dictamina la reproducción humana en “Centros de Incubación y Condicionamiento”, utilizando la técnica de clonación del método de Bokanowsky en función de su condición genética, previamente alterada, para dividir a la sociedad en castas, desde los Alpha hasta los Epsilon, de mayor a menor inteligencia. Por supuesto en la formación de los infantes se utiliza un método tecno-inductivo a través del sueño, mientras que a los ciudadanos se les imbuye en un sistema de placeres y trabajos predeterminados en función de su casta social. La estabilidad social absoluta se logra estableciendo el hedonismo a través del consumo de ansiolíticos versátiles «soma» que procuran felicidad y despreocupación, al tiempo que se promueve un liberalismo sexual donde «todos son de todos» y las relaciones son consumadas sin celos ni remordimientos; es decir, una suerte de poliamor donde uno puede gozar sin riesgo. Bajo este supuesto estado de libertad, entretenimiento, satisfacción y confort, las personas se convierten en instrumentos al servicio del engranaje técnico-social. «La rueda debe girar continuamente, pero no al azar. Debe haber hombres que la vigilen, hombres tan seguros como las mismas ruedas en sus ejes, hombres cuerdos, obedientes, estables en su felicidad» de un mundo frío y vacío.

La descripción que hace Huxley de la ilusoria democracia estatalista hoy nos resuena muy familiar: «Una dictadura perfecta tendría la apariencia de una democracia, pero sería básicamente una prisión sin muros de la que los presos ni siquiera sonarían con escapar. Sería esencialmente un sistema de esclavitud, en el que gracias al consumo y el entretenimiento, los esclavos amarían su servidumbre».

En 1984, la catedrática de la Universidad de California que se define como feminista-socialista-transhumanista o cibor-feminista, en su “Manifiesto para cyborgs” describe la biopolítica de su admirado Michel Foucault como: “una fláccida premonición de la política cyborg”. Así, la filósofa estableció la imperiosa necesidad de abolir tres fronteras:
1ª: Entre lo humano y lo animal.
2ª Entre organismos y máquinas.
3ª Entre lo físico y lo inmaterial.

Sobre estas premisas, Haraway abrió otra vasija de Pandora a través de un extenso catálogo que pretende «destruir la coartada burguesa, biempensante, banal, que encubre formas de dominación y ocultamiento de lo otro, de lo negado, reprimido, atormentado y sometido a dominación llamada humanismo». De este modo, Haraway establece que el humanismo adolece de dualismos que deben superarse porque entronizan un miembro del binomio mientras degradan y explotan al otro: «Los más importantes de estos turbadores dualismos son: yo/otro, mente/cuerpo, cultura/naturaleza, hombre/mujer, civilizado/primitivo, realidad/apariencia, todo/parte, agente/recurso, constructor/construido, activo/pasivo, bien/mal, verdad/ilusión, total/parcial. Dios/hombre».

En lugar de propiedades esenciales, para Haraway su cyborg convierte los conceptos “eugenesia” y “perfección” en “control de la población” y “optimización”. Si bien los términos «óptimo» y «control de la población» carecen de los matices ideológicos totalizadores de una «raza superior» o de «débiles mentales«, tales categorías obligan a elegir qué tipo de personas debería haber, fragmentadas o no, y por lo tanto qué tipo de personas deberían existir.

WOKEISMO O JUSTICIA SOCIAL CRÍTICA

A finales de la década de 1980, un grupo de académicas norteamericanas, entre ellas la filósofa posestructuralista, Judith Butler, la antropóloga cultural Gayle Rubin, el ingeniero o ingeniera, Sandy Stone y la historiadora devenida luego profesora transgénero de hombre a mujer, Susan Stryker, establecieron las reglas de la “teoría queer” y los “estudios transgénero”. Estas académicas decretaron que el género era una “construcción social” utilizada para oprimir a las minorías raciales y sexuales, y denunciaron las categorías tradicionales de hombre y mujer como un falso binario concebido para apoyar el sistema de “heteronormatividad”: es decir, los hombres blancos con su estructura de poder masculina y heterosexual. Este sistema, argumentaron, debía ser destruido sin piedad. Y la mejor manera de lograrlo es promover el transgénero. Si los hombres pueden convertirse en mujeres y las mujeres en hombres, aventuraban, la estructura natural biológica podría ser derribada.

Con estos mimbres se configuró el Wokeismo o Justicia Social Crítica como enfermedad senil del marxismo. Una doctrina que renuncia abiertamente a los principios de la ilustración como el universalismo y la objetividad, para zambullirse en un fundamentalismo identitario que se ha coronado en poder fáctico intimidatorio en los países anglosajones, para luego instalarse en las instituciones políticas y culturales de las izquierdas de occidente y asumida por las grandes empresas multinacionales como estrategia comercial. En el caso de España, en el momento que redacto este suelto, sus prosélitos están gobernando la nación y legislando según el catecismo woke consistente en la “racialización” de la política y la sociedad (cultura) en los siguientes términos: tu identidad racial, sexual o de género definirá el 100% de tu existencia. Por consiguiente, eres víctima o victimario. Como con el marxismo-leninismo, no hay posibilidad de diálogo pues la dialéctica sigue siendo la oposición explotador-explotado o dominante-dominado.

EL PECADO ORIGINAL HETEROPATRIARCAL

Uno de los aspectos más controvertidos del cristianismo es el pecado original al tratarse de un pecado «contraído» por herencia y, por tanto, no «cometido«. Sin embargo, se trata de un claro aviso contra la tentación de pretender devenir dioses como les prometió el demonio si desobedecían a Dios. Por el contrario, el pecado original que la doctrina woke aliada al transhumanismo, deriva del nihilismo antropológico con su derivada histórico-presentista. El hombre blanco violento y opresor que estableció la esclavitud y el racismo como instrumentos de dominación, es decir, el hombre blanco occidental heteropatriarcal es culpable desde que nace porque hereda el pecado original llamado heteropatriarcado. Poco importa que otras culturas y razas también fueran racistas y esclavistas, por cuanto son presentadas como víctimas. Condenados los varones blancos occidentales cuan manzana plagada de pecados estructurales, sociales y económicos que ha ‘envenenado’ a las minorías, a las mujeres y a la comunidad LGBTQIAPN+, su única posibilidad de perdón y rehabilitación es asumir sin rechistar la doctrina.

DISFORIA DE GÉNERO

En 2008, Susan Stryker radicalizó su tesis ideológica transgénero describiéndola como “sermón secular” que aboga sin contemplaciones abrazar un poder disruptivo y refigurativo de género queer o transgénero como recurso espiritual para la transformación social y ambiental. En el ensayo más conocido de Stryker, “Mis palabras a Victor Frankenstein sobre la aldea de Chamounix: Performing Transgender Rage”, sostiene que el “cuerpo transexual” es una “construcción tecnológica” que representa una guerra contra la sociedad occidental. «Soy transexual y, por tanto, soy un monstruo», escribe Stryker. Y este monstruo, continúa, «está destinado a canalizar su rabia y venganza contra el orden heterosexual naturalizado; contra los valores familiares tradicionales; y contra la opresión hegemónica de la propia naturaleza». Sobre esta tesis se desarrolla el concepto disforia de género que se caracteriza por una incongruencia entre el género experimentado o expresado por un individuo y el género biológico cuando nació.

Recordemos que la eugenesia industrializada de la Alemania nazi, fue dirigida por los médicos alópatas Victor Brack y Joseph Mengele. Ambos realizaron varias cirugías experimentales de «reasignación de género«.

TRANSHUMANISMO Y TRANSEXUALISMO

En el primer punto de la conocida como Declaración Transhumanista, en la última versión promulgada en diciembre de 2017, se manifiesta la convicción sobre la viabilidad de “rediseñar la condición humana, incluyendo parámetros tales como lo inevitable del envejecimiento, las limitaciones de los intelectos humanos y artificiales, la psicología indeseable, el sufrimiento y nuestro confinamiento al planeta Tierra”.

Aunque existen varias tendencias y derivaciones, el fundamento filosófico y antropológico más característico del transhumanismo es el reduccionismo materialista: el hecho de concebir al ser humano como un conjunto de genes, neuronas, células, que funcionan como una máquina que, en el fondo, es “chatarra biológica” que ha de ser mejorada. Así, la evolución natural ha llevado a que el producto sea defectuoso, por lo que hemos de tomar nosotros las riendas del desarrollo futuro, aplicando la ciencia y la técnica a esa máquina imperfecta para elevarla hasta la perfección. Se mezclan aquí materialismo, reduccionismo y mecanicismo, al concebirse únicamente al ser humano en su dimensión material. Por supuesto, se excluye la espiritual y trascendente. Por el momento, se aprecian tres tipos de transhumanismo:

I. Transhumanismo cultural inspirado en la crítica postmoderna […] contra el humanismo y el proyecto de la modernidad.
II. Transhumanismo biológico reivindicador del ideal ilustrado de la perfectibilidad potencialmente infinita del ser humano […] a través del “biomejoramiento” humano que persiguen las tecnociencias (fundamentalmente la biología y la medicina genética).
III. Transhumanismo cibernético, que sería en realidad un auténtico posthumanismo, en la medida en que pretende crear una nueva especie a partir de la hibridación hombre/máquina y que recurre preferentemente a la robótica y la IA pero sin descartar la biología.

El famoso Yuval Noah Harari, autor de superventas cientificistas como “Sapiens” y “Homo Deus”, plantea un futuro en el que la selección natural sea sustituida por una selección artificial y demográfica, donde la voluntad del hombre sea el único criterio rector para gobernar el rumbo de la vida (posthumana), vida que probablemente será transespecie, exoplanetaria y posgénero. En un hipotético futuro cíborg (Cybernetic + Organism), quien no suscriba y no siga los postulados transhumanistas, corre el riesgo de integrar una subespecie.

¿Una subespecie donde persista el dimorfismo sexual o será al contrario?

¿Cuándo y cómo transhumanismo y transexualismo convergen en una trampa macabra donde caen y se mezclan igualitaristas de toda laya posmarxista y liberales wokes?

¿CÓMO SE IMPLANTÓ EL WOKEISMO EN OCCIDENTE?

Para responder a esta pregunta es imprescindible consultar al teórico marxista-leninista italiano del siglo XX Antonio Gramsci, quien desarrolló el concepto de hegemonía cultural a partir de la teoría de Marx que determina que la ideología dominante de la sociedad refleja las creencias e intereses de la clase dominante. Gramsci argumentó que el consentimiento al gobierno del grupo dominante se logra mediante la difusión de ideologías (creencias, supuestos y valores) a través de instituciones sociales como escuelas, iglesias, tribunales y los medios de comunicación, entre otras. Estas instituciones hacen el trabajo de socializar a las personas en las normas, valores y creencias del grupo social dominante. Como tal, el grupo que controla estas instituciones controla al resto de la sociedad.

De los analistas que conozco, quien considero que ha estudiado con notable rigor la implantación del wokeismo en EEUU (y luego en todo occidente) a través de la estrategia gramsciana es el escritor, cineasta y activista cultural y político, Christopher F. Rufo autor de “America’s Cultural Revolution: How the Radical Left Conquered Everything” (La revolución cultural estadounidense: cómo la izquierda radical lo conquistó todo -2023).

En este ensayo, Rufo describe la larga marcha de la izquierda estadunidense desde la publicación en 1964 de “El hombre unidimensional” del marxista de la Escuela de Frankfurt Herbert Marcuse, hasta la dominación absoluta de las instituciones durante la presidencia de Barack Obama. Se trata de un riguroso relato histórico de cómo los radicales marxistas revolucionarios, a menudo violentos, trasladaron su ideal utópico del proletariado a las minorías raciales primero y más tarde a las sexuales. Rufo hace hincapié en el papel de figuras y organizaciones históricas clave con raíces en el tumulto de los años sesenta desde; Herbert Marcuse y la Weather Underground, Angela Davis y las Panteras Negras, y Paolo Freire y su acólito Henry Giroux, hasta los actuales movimientos Antifa y Black Lives Matter. Y esta, en apariencia, sorprendente victoria del izquierdismo radical reaccionario en la nación capitalista por antonomasia, ha sido posible gracias a que la dispersa doctrina woke o justicia social crítica, ha logrado explotar los viejos demonios de la sociedad norteamericana sacralizando a los grupos sociales históricamente marginados y utilizando etiquetas aparentemente inocuas como «diversidad» o «inclusividad», mientras que los conservadores y liberales estaban en la inopia celebrando su victoria frente a la URSS.

De este modo, la justicia social crítica aliada con el transhumanismo utilizó el entrismo de sus militantes en las universidades como trampolines para controlar escuelas, cultura, arte, medios de comunicación, tribunales de justicia, burocracia estatal, élite política y, al fin, corporaciones capitalistas. La legislación norteamericana sobre acoso consagró la idea de que la libertad de expresión debe suprimirse para eliminar los «entornos hostiles» definidos subjetivamente para los grupos protegidos. El Título IX prohíbe la discriminación por razón de sexo en cualquier programa educativo que reciba ayudas federales. Esto condujo en última instancia a la derogación de los derechos de los hombres al debido proceso en el campus y a la microgestión de las relaciones entre los sexos. Todas estas medidas fueron seguidas por los gobiernos “progresistas” occidentales incluido los del PSOE de Zapatero y Sánchez.

Las leyes posteriores impusieron a las implacables guardianas de la fe woke con elevados sueldo de ejecutivas en todas las instituciones y empresas públicas y privadas bajo el rotulo DEI (diversidad, equidad e inclusión) donde huelgan los millones de graduados en estas doctrinas. Además, las burocracias estatales se llenaron de ministerios de igualdad, departamentos de vigilancia para el cumplimiento de los Programas wokes en los contratos de trabajo, comisiones para la igualdad de oportunidades en el empleo, etc. etc. Una burocracia para vigilar el estricto cumplimento de la doctrina woke. Para asegurar dádivas para los militantes wokes, en la mayoría de los países occidentales, incluida la España sanchista, han aprobado leyes que imponen la llamada discriminación positiva, a menudo denominada acción afirmativa o trato preferencial, destinadas, según sus preámbulos justificativos, a remediar las injusticias históricas y las desigualdades sistémicas brindando trato preferencial u oportunidades a personas o grupos que históricamente han estado en desventaja o subrepresentados. Es decir, si tu tatarbauelo fue esclavo o eres una mujer muy atormentada, tendrás prioridad para ocupar un puesto de trabajo frente a otra persona que sea hombre blanco y tenga los mismos o superiores méritos que tú. Solo un sectario imbuido de doctrina woke no percibe que la discriminación positiva no es otra cosa que discriminación pura y dura al priorizar características físicas o ancestrales sobre el mérito y las calificaciones, lo que al perjudicar a terceros inocentes, destruye el principio de justicia e igualdad de oportunidades.

Naturalmente las enormes burocracias DEI viven muy requetebién gracias a los impuestos del explotado contribuyente occidental. Asimismo, en las instituciones públicas y en las empresas privadas de los países que han impuesto la discriminación positiva por ley, mantienen en puestos de dirección a personas de muy dudosa capacidad, por lo que el eslogan get woke and go broke se comprende perfectamente cuando se estudia la trayectoria de Walt Disney Co.

LA NEOLENGUA ORWELLIANA LGBTQIAPN+

Toda esta enorme superestructura eclesial ha elaborado su metalenguaje, una jerga calcada a la neolengua orwelliana al que llaman lenguaje inclusivo. Es fácilmente detectable que la neolengua de la teoría radical de género fue diseñada siguiendo los criterios descritos por “Los principios de la neolengua” en la novela “1984”, de George Orwell. Para empezar, consideran malditas y eliminan: “hombre”, “mujer”, “mamá”, “papá«, etc.

Aunque profusamente difundidos en leyes y textos oficiales del gobierno social-comunista de Pedro Sánchez, señalo unos cuantos neologismos wokes con abundante carga sexual, quirúrgica y médico-farmaco-química que, en su conjunto, resultan sicalípticos: Agénero, Bigénero, Biespíritu, Bifobia, Cirugía de abajo, Cisgénero, Clitoroplastia (creación de un clítoris), Discriminación múltiple e interseccional, Disforia de género, Escrotoplastia (creación de un escroto y a menudo acompañada de implantes testiculares), Faloplastia (creación de un falo masculino), Familias diversas, Familia LGTBI, Género fluido, Genderqueer, Heteronormatividad, Histerectomía, Homofobia, Infancias trans, Interseccionalidad, Intersexual Labioplastia, LGTBIfobia, Metoidioplastia (creación de un falo masculino mediante tejido del clítoris aumentado con testosterona), No binario, Pangénero, Pansexual, Personas menstruantes, Ooforectomía (extirpación de ovarios), Orquiectomía (extirpación de los testículos), Penectomía (extirpación del pene), Queer, Sexilio, Terfa (feministas que, según otras, son transfóbicas), Transfobia, Transgénero, Tucking (ocultar el pene y los testículos con cinta adhesiva) Vaginectomía (extirpación de la vagina), Vaginoplastia (creación de una neovagina), Vulvoplastia (creación de una vulva)…

EL DESEO COMO DERECHO

La explosión del catálogo de derechos humanos ha llegado al esperpento. Un típico ejemplo del disparate es el derecho a tener novi@ que lleva aparejado la obligación de alguien de ejercer tal papel al respecto de quien no lo haya conseguido por sus medios y, sin embargo, lo desee. Que la izquierda reaccionaria haya inflado de derechos haya donde gobierna, solo responde al paternalismo que esconde su irrefrenable deseo autocrático de controlar a los paisanos mediante supuestas prebendas que son todo menos gratis.

Al consagrar el deseo como derecho (llamándolo empoderamiento y palabros parecidos), no se especifica quien paga, sino que se proclama que es el propio sujeto (o entidades superiores a las que pueda estar adscrito: mutualidades, aseguradoras, compañías experimentales, clínicas, laboratorios farmacéuticos o el Estado) quien decide comprar, implantarse, modificarse o sustituirse cualquier rasgo inherente a su cuerpo o mente para formar parte de su entidad biopsíquica genuina. Así se ha implantado el consentimiento a la esterilización, a la eutanasia, al suicidio asistido para cualquier persona, de cualquier edad y por cualquier motivo y, por supuesto, siguiendo las mismas pautas de propaganda, marketing y publicidad basada en la psicología de Edward L. Bernays para normalizar la esterilización eugenésica, los activistas promotores del transexualismo utilizan su neolengua para confundir y enmarcan el cambio de sexo como un derecho humano, «personas menstruantes», «no binarios», «infancias trans», familias «diversas», utilizadas en charlas afectivosexuales, etc. etc. La plaga de “derechos” wokes incluyen el aborto sin injerencias ni restricciones, la eutanasia sin consentimiento explícito y el cambio de sexo desde la tierna infancia sin que los progenitores tengan nada que objetar.

Nada habla de los derechos de los progenitores la “Ley 4/2023, de 28 de febrero, para la igualdad real y efectiva de las personas trans y para la garantía de los derechos de las personas LGTBI” de España, donde, en el Artículo 19: Atención a la salud integral de las personas intersexuales, en el párrafo 2 dice: «Se prohíben todas aquellas prácticas de modificación genital en personas menores de doce años, salvo en los casos en que las indicaciones médicas exijan lo contrario en aras de proteger la salud de la persona. En el caso de personas menores entre doce y dieciséis años, solo se permitirán dichas prácticas a solicitud de la persona menor siempre que, por su edad y madurez, pueda consentir de manera informada a la realización de dichas prácticas». Es decir, los menores de 16 años en España no pueden votar, no pueden conducir un automóvil, no pueden jugar a la lotería, no pueden comprar bebidas alcohólicas, pero si modificarse sus atributos congénitos a su gusto sin que los padres tengan nada que objetar. Incluso más jóvenes de 12 años pueden castrarse si un médico lo considera oportuno.

De esta manera el cíborg es la nueva criatura en un mundo postgénero. En particular, el cíborg acaba con la distinción natural entre masculino y femenino. El sexo deja de ser el tirano del cuerpo […] Debemos aceptar la unión cuerpo-máquina como una extensión del cuerpo, de nuestras vidas y de nuestra intimidad.

La filósofa Rodríguez Magda (2019) analiza que, a falta de certezas y garantías, el yo se erige en único juez y rector de su identidad, tomando su deseo y su sentimiento como único peso y medida de su subjetividad. Se trata de “solipsismo sexual” donde «cada cual descubre que yo soy yo, y que ser yo es mi única ley. En estos momentos, hay tantos géneros como personas, o muchas más, puesto que cada persona puede evolucionar en el entendimiento de su subjetividad. En el siguiente momento, las personas podemos unirnos por afinidades voluntarias que hacen de los géneros conjuntos voluntarios y difusos».

La ruta hacia el cíborg postgénero exige sexualizar a los niños destruyendo la inocencia infantil. Implantar la doctrina woke en las escuelas mientras que el Estado reemplaza a los padres. Asimismo, las escuelas deben promover bloqueadores de la pubertad, mastectomías dobles y cualquier experimento médico aunque sea irreversible. Por supuesto el derecho de sexualidad infantil exige que los docentes enseñen prácticas sexuales y hasta compartir su sexualidad con los niños si estos “consienten”.

Lois, Andrea, Daniela, Álvaro y Alejandro han conseguido cambiar su sexo legal en los últimos meses, es decir, el marcador que aparece en documentos como el DNI o el pasaporte. Son menores trans de menos de 12 años que, sin tener que aportar informes patologizantes, han podido modificar la mención registral del sexo sin que sus padres puedan decir ni pio.

EL LUCRO INFAME DEL MUNDO FELIZ CÍBORG POSTGÉNERO

En 1977 los por entonces famosos intelectuales franceses marxistas-postestructuralistas-deconstruccionistas-constructivistas-subjetivistas; Althusser, Barthes, Derrida, Rancière, Sartre, de Beauvoir, Lyotard, Deleuze, Guattari y Dolto firmaron una declaración sobre la sexualidad y el niño donde afirmaban que hay que escuchar al niño y nada más. Posteriormente, Butler y los movimientos LGBTQIAPN+ se sumaron a esa posición y afirmaron que la protección sexual del infante es opresión heteropatriarcal y que solo se debe permitir el libre consentimiento del impúber a tener relaciones sexuales entre ellos o con mayores de edad.

Resulta que los supuestos derechos sexuales del niño y los derechos a cambiar y transfigurar su sexo biológico, han sido perpetrados por adultos que conforman la plutocracia global, esa minoría Alpha que explota lucrativos negocios. Y lo hacen, como hemos visto, legalmente y apoyados por el aparato del Estado y decenas de instituciones públicas y privadas.

El espurio relato que asegura que se puede nacer en un cuerpo equivocado, conlleva a proceder al bloqueo del sano desarrollo natural de los niños, hasta el punto de mutilar órganos sanos, sobre la promesa o expectativa completamente falsa de que con ello se cambia el sexo, causando daños irreversibles y dependencias de por vida de los inmolados niños a los fármacos.

En realidad, estamos ya ante un potente y bien organizado plan de implantar un biopoder mundial sustentado en la doctrina Woke o Justicia Social Crítica. Ya no se trata de lograr mejoras en el origen, funcionamiento y evolución de los seres vivos; ahora se busca su manufactura, su fabricación. Las vías de dicha transformación son químicas (farmacopea), genéticas (bioingeniería eugenésica), quirúrgicas (protésicas, modificativas), cibernéticas (chips reguladores de la fisiología o/y de las hormonas) y nanotecnológicas. Quienes optan o les empujan hacia convertirse en personas transgénero, pueden seguir los mencionados tratamientos, junto con terapias conductuales, terapias hormonales con bloqueadores de la pubertad, hormonas cruzadas y todo tipo de cirugías llamadas de afirmación de género.

Los ilegítimos nuevos derechos sexuales de los infantes y adolescentes son un enorme negocio diseñado para convertirlos es sumisos siervos del Mundo Feliz, donde el SOMA hoy se llama FENTANILO, una droga sintética barata que conduce a la imbecilidad y a la muerte. Y es que les sobra carnaza.

Para la conversión del infante en siervo cíborg postgénero, la plutocracia Alpha pone a su disposición toda la maquinaria clínica, farmacéutica, psicológica, pedagógica, mediática y cultural. Destacan, por su agresividad los siguientes métodos:

Cirugía de la afirmación de Género consistente en intervenciones quirúrgicas “GAS” de mama y tórax, intervenciones faciales y cosméticas y cirugía reconstructiva genital.

Histerectomía consistente en la eliminación de los genitales internos como el útero y los ovarios.

Vaginoplastia robótica con flap peritoneal.

Orquiectomía implica la extracción de los testículos.

Faloplastia es la creación quirúrgica de un falso pene.

En 1818, Mary Shelley escribió la famosa novela Frankenstein; o El Prometeo moderno. La premisa del libro es que la ciencia moderna, despojada de las limitaciones de la ética y la naturaleza, acabará creando monstruos. Los médicos “transafirmantes” son la versión posmoderna del protagonista del libro, el Doctor Frankenstein.

Según datos de la investigación de The Trevor Project, que encuestó a casi 34.000 jóvenes LGBTQ de 13 a 24 años en Estados Unidos en el otoño de 2021, hasta el 80 por ciento de las personas trans sufren psicopatologías graves y una cuarta parte de los jóvenes trans negros intentan suicidarse cada año. La “atención de afirmación del género” en gran medida no logra resolver estos problemas, sin embargo, los médicos utilizan estos fracasos para justificar intervenciones aún más extremas hasta la última: la reconstrucción genital.

En España, el primer estudio a nivel estatal de la realidad trans en 2022 arroja cifras que las feministas clásicas consideran «preocupantes». Un mínimo de 12.205 personas «sanas», entre 2018 y 2021, más mujeres que hombres, con edad de entre 16 y 25 años, habrían iniciado tratamientos con hormonas cruzadas; un mínimo de 1.000 mujeres, entre 2016 y 2021, habrían sido intervenidas quirúrgicamente para la doble amputación de mamas y extracción de sus genitales; y un mínimo de 1.000 menores, entre 2019 y 2021, habrían iniciado tratamientos para detener artificialmente su desarrollo puberal con fármacos no recomendados por la Agencia Española de Medicamentos, «de forma experimental, con efectos dañinos e irreversibles para su salud».

LUCES DE BLASFEMIA

Un repaso políticamente incorrecto sobre el impacto económico, ambiental y demográfico de la moda de los perrhijos y gathijos

Según la asociación “HealthforAnimals”, en 1922 vivían en el mundo más de mil millones de mascotas. Al punto que concretan que entre EEUU, Brasil, la UE y China hay más de 500 millones de perros y gatos que viven en domicilios familiares.

En este contexto España sobrepasa con mucho la media mundial de los países desarrollados en lo que concierne al número de mascotas en función de los habitantes humanos. Así lo establecen las cifras más reconocidas, quizá las más fiables son las proporcionadas por la Asociación Nacional de Fabricantes de Alimentos para Animales de Compañía que, a principios de 2023 revelaba que el número de perros registrados ha aumentado un 38% en los últimos tres años, con 9,3 millones de canes en el país. Así, los hogares españoles suman 15 millones de mascotas frente a 6,6 millones de niños menores de 15 años. Nada más y nada menos que 202 perros y 124 gatos por cada mil habitantes.

Tanto en España como en el resto de la UE y EEUU, son los llamados millennials; adultos entre 20 y 30 años, quienes más mascotas tienen en sus casas, por dejar para más adelante la procreación o descartarla definitivamente. Y si bien las mascotas no exigen el mismo cuidado que los hijos humanos, comen, defecan, precisan de atenciones sanitarias preventivas como vacunas, atención veterinaria, seguro de responsabilidad civil (obligatorio en España desde el 29 de septiembre de 2023 con la entrada en vigor de la nueva Ley de Bienestar Animal). etc. En paralelo al descenso de la natalidad, aumentan las personas que tratan a sus perros o gatos como hijos. Se trata de la consecuencia de la humanización de los animales que para los domésticos se ha establecido con los sustativos “perrhijos” y “gathijos”. “Mi hija tiene patas”, es la frase que circuló hace dos años en los medios anglosajones de una radiante dueña de una bóxer llamada Ziva, al tiempo que explicaba que ella y su marido decidieron “no tener hijos humanos” por causas “económicas y medioambientales” y optaron por adoptar un perro.

Y aunque escuchemos casi a diario las carantoñas de los amos a sus mascotas, resultan llamativas, por su escasez, crónicas como la del año pasado en la revista The New Yorker firmada por David Sedaris, testimoniando la escena en un hotel de cinco estrellas, en Washington, D.C: «En el desayuno, observo cómo, en la mesa de atrás, una mujer pide un plato extra. Lo llena de huevos fritos y bacon y lo deja en el suelo, para que su perro, un pequeño terrier, coma. Al acabar, cuenta Sedaris, el perrito deambula por el comedor. Su correa extensible bloquea el paso de los comensales, pero a nadie parece molestarle. De hecho, el perrito recibe todo tipo de elogios. Una mujer le anuncia a la dueña del terrier que ella también tiene “dos bebés peluditos” esperándola en casa. “Debe de ser muy duro estar separada de ellos”, observa la dueña del terrier. “Lo es, sí”, le responde, “pero pronto verán a su Mamá”, responde la otra». En España esta escena no sería sorprendente.

Debo advertir de antemano que con este suelto no pretendo responder a la típica pregunta ¿Cuánto cuesta mantener una mascota en España y qué cuidados necesita? Porque aunque de alguna manera lo haga, su propósito es recopilar y mostrar la importancia cultural y el impacto ambiental que supone esta situación que, por motivos no pocas veces ideológicos o sentimentales (políticamente incorrecto y poco fructífero electoralmente), no se valoran con la importancia que, desde mi punto de vista tiene. Para ello me apoyo en estudios tan rigurosos y reconocidos como los de Greg S Okin cuyo resumen cito a continuación:

«En los EEUU con 340 millones de habitantes conviven 78 millones de perros y 58 millones de gatos (una proporción inferior a la de España). Estas mascotas consumen el 19% ± 2% de la cantidad de energía alimentaria que consumen los humanos (203 ± 15 PJ año-1 frente a 1051 ± 9 PJ año-1) y el 33% ± 9% de la energía animal (energía derivada (67 ± 17 PJ año-1 vs. 206 ± 2 PJ año-1). Asimismo, producen alrededor del 30% ± 13%, en masa, de la cantidad de heces que los estadounidenses (5,1 ± Tg año-1 frente a 17,2 Tg año-1) y, a través de su dieta, constituyen alrededor del 25-30% del impacto ambiental de los animales. Además, las mascotas consumen alrededor de un octavo del consumo total de los estadounidenses en términos de uso de tierra, agua, combustibles fósiles, fosfatos, biocidas, etc. El consumo de productos animales para perros y gatos es responsable de la liberación de hasta 64 ± 16 millones de toneladas equivalentes de CO2, metano y óxido nitroso».

Por otro lado, en 2023 la reconocida Earth.Org establecía que un gato de tamaño medio puede producir 310 kilogramos (CO2e) al año. Un perro de tamaño medio genera 770 kg de CO2e, y un perro aún más grande puede emitir más de 2.500 kilogramos de CO2e, lo que supone el doble de las emisiones derivadas de un coche familiar medio al año.

Los cálculos derivados de las ecuaciones de Okin establecen que la producción de alimentos para estos animales naturalmente carnívoros representa el 30% del impacto ambiental de la ganadería en el mundo. Así un perro medio consume 211 kg por año (76,5 Kg de materia seca) y un gato 98 kg por año (23 kg de materia seca) una misma energía dietética que supone la equivalente a 70 millones de estadounidenses. A estas cifras, hay que añadir la correspondiente eliminación de residuos que representan unas 64 millones de toneladas de los “peligrosos” gases de efecto invernadero óxido nitroso y metano3, es decir la emisión de unos 15 millones de automóviles.

Pero si el consumo de carne, otras proteínas, grasas, carbohidratos, vitaminas y minerales de las mascotas es considerable, las latas y envoltorios de papel y plástico apenas reciclable, suponen la producción de miles de millones de contenedores cada año. Por miles de millones también se contabilizan las bolsas de plástico para recoger los millones de toneladas de excrementos de perro, más los gastos y perjuicios que ocasionan la falta de civismo de demasiados amos que dejan los excrementos caninos en calles y parques, junto con las dificultades reales que suponen la eliminación de los centenares de toneladas de excrementos de gato. En realidad, sabemos de sobra que buena parte de las bolsas que contienen excrementos de mascotas son abandonadas en espacios abiertos. Por otra parte, la mayor parte de la arena aglomerante para gatos está hecha de arcilla bentonita, un mineral no reciclable extraído mediante minería a cielo abierto, que elimina árboles y tierra para llegar a la arcilla.

Llegados hasta aquí, parece justo preguntarse sobre el coste real de las mascotas en España. No obstante, parece imprescindible remarcar que se pueden comprar o adoptar, opciones que parecen sencillas pero que no lo son en absoluto porque, al contrario que con los hijos humanos biológicos, podemos escoger “ajustándolo a nuestras necesidades, a nuestro estilo de vida”, la raza, el color, el carácter, el soñado cariñoso, obediente y bello perrhijito y gathijito a, si, si, nuestra imagen y semejanza.

Cierto es que las mascotas no tienen seguridad social ni seguro de enfermedad. En 2022 la Real Sociedad Canina de España (RSCE) estimó en alrededor de 105 euros al mes el mantenimiento de un perro. Consultado a un amigo que tiene un can bullmastiff, me comenta que esa cifra no cubre ni la mitad de sus gastos. No es solo la alimentación, pues los perros grandes consumen una media diaria de medio kilo de pienso, además se tiene que sumar atención sanitaria; gastos únicos como el microchip o la castración, periódicos como la desparasitación del animal, que debe realizarse una vez al año, la higiene, el seguro obligatorio de responsabilidad civil y la residencia de vacaciones. Entonces, para los perros estamos hablando de cifras considerables muy superiores a las que calcula la RSCE, mientras que para los gatos parece ajustado 1000 euros/año.

Pero no hemos acabado, en realidad, los piensos y la sanidad es solo una parte del costo del mantenimiento de los perrhijos y gathijos. Su humanización conlleva la proliferación de marcas como “pet friendly”, complementos exclusivos y lujosos de Louis Vuitton, Moncler, etc. con chalecos con capucha reversible y chaquetas de plumón. También hay diseños epatantes de camas y muebles para mascotas y no pocos hoteles reservan espacios de relax animal (a veces, hasta con masaje), con comida saludable y piscina. Hay agencias de viajes con planes para ellos, como Mascotour o The Pet Travel Club. Se fabrican sudaderas, abrigos, impermeables y hasta jerséis con toque hípster. Decenas de marcas especializadas comercializan accesorios de todo tipo, camisas estampadas, suéters de lana o algodón orgánico y chalecos, cazadoras veganas, chándales y gafas de sol, listas de Spotify, entrenamientos personalizados de yoga y relax junto con innumerables juguetes que se reparten también en Navidad y Reyes para que los papas los repartan entre sus amados perrhijos y gathijos. Proliferan los influencers y famosillos repetitivos, esos Meghan Markle, Paris Hilton y Andrés Velencoso promocionándose con sus arrgladitas mascotas.

Llegados aquí, parece evidente que la excusa medioambientalista o económica para preferir perrhijos y gathijos a los niños solo es sostenible desde la moda o el animalismo. En cualquiera de los dos casos, estamos ante un problema social y económico sustancial que fragiliza la sociedad, desde la nación hasta la cultura. Porque en esencia abrazarse a un perro o a un gato como si fuera un hijo, sabiendo que no lo es, suele ser consecuencia de aislamiento personal e inseguridad en un mundo que propugna la felicidad absoluta desmintiendo con ello la realidad. Los perros y gatos no son niños con pelo sino ¡ANIMALES! con sus instintos y necesidades y sus pautas naturales de comportamiento.

LAS GRANDES ESTAFAS DEL SIGLO XXI: CLIMATISMO, WOQUEISMO Y FELICIDAD

Serie XII del negocio del cambio climático antropogénico.

Con el término del año y la llegada del siguiente, los medios sistémicos nos bombardean con anécdotas y algunas estadísticas del año concluido, destacando, como de costumbre, algún record de calor en alguna provincia o en algún país, al tiempo que aseguran que la pertinaz sequía en la Península Ibérica, es una novedad consecuencia del cambio climático antropogénico.

Y mientras las élites de la plutocracia gobernante nos hace pagar escandalosas cifras por cada kilovatio que consumimos, nos acusan de asesinar el planeta por el achicharramiento que provoca nuestro consumo insaciable, también nos conminan a alquilar que no poseer automóviles eléctricos carísimos, mientras ocultan o disimulan todo suceso que contradiga su discurso.

Pues resulta que desde que ha comenzado 2024, las temperaturas en el norte de Europa son las mínimas desde el siglo XIX. En Kvikkjokk, un municipio del norte de Suecia, la temperatura bajó a -43,6ºC durante la noche del 2 al 3 de enero, la temperatura más baja registrada en este lugar desde que comenzaron las mediciones en 1888.

Este récord sucede tras varias olas de frío que han azotado el norte de Europa desde principios de diciembre. Según el instituto de meteorología sueco, las altas presiones con temperaturas extremadamente frías permanecen sobre el noreste de Suecia y el norte de Finlandia y Rusia. También Noruega se encuentra paralizada por el frío y la nieve. Así, en Oslo, las temperaturas de la última semana han descendido hasta -27°C, mientras que intensas nevadas han provocado el caos en el sur del país, donde cerraron escuelas y se cancelaron muchos vuelos.

El caso de Oslo es paradigmático porque el caos del transporte de este invierno concierne a los flamantes automóviles eléctricos y, sobre todo, a los autobuses eléctricos del transporte público. Resulta que el invierno paraliza la nueva flota de autobuses eléctricos estrenados el pasado abril, nada menos que 183 autobuses articulados de Solaris (Grupo CAF), equipados con una batería High Energy con una capacidad total de 700 kWh, que concede una supuesta autonomía de más de 250 kilómetros que ni en verano lograron, pero que las autoridades municipales elogiaron presentándolos como el futuro de la movilidad sostenible. No se podía saber que el rendimiento de sus baterías descenderían estrepitosamente a medida que baja de 0ºC la temperatura. Así, a -6ºC apenas tienen un 25% de rendimiento. Toda la noche cargando las baterías para que apenas duren 30 minutos a marcha lenta.

Por supuesto las autoridades municipales de Oslo están quitando hierro al asunto y dicen que solo hay que calentar algo (¿Con gasóleo?) a los autobuses para mejorar su rendimiento.

La empresa de transporte EMT Madrid ha realizado un pedido a Solaris de 50 autobuses eléctricos el pasado mes de diciembre. Otras ciudades españoles tienen estos “sostenibles” vehículos fabricados en Polonia.

LA DOCTRINA WOKE

Explicaciones demandadas por los lectores de los artículos: Del marxismo al capitalismo woke y ¿EL CAPITALISMO WOKE SE DEBILITA?

Ante la persistencia de mis comentarios sobre esta ideología doctrinaria, no pocos se preguntarán si no padezco obsesión sobre un asunto secundario con lo que está cayendo en Ucrania y Gaza o incluso en España. A esta interpelación respondo que me parece todo lo contrario. De hecho, considero que no pocas de las vicisitudes, dudas tácticas y estratégicas, la pusilanimidad y el relativismo de los líderes y políticos occidentales, la falta de liderazgo y reflexión geoestratégica ante estos conflictos y sus derivadas, la aceptación por buena parte de la crema intelectual occidental de que Putin es un antiwoke, cuando solo es un duplo del expansionismo soviético, o la constatación de que no solo las universidades norteamericanas o británicas de élite están dominadas por la doctrina woke, sino que también otras instituciones fundamentales como los ejércitos, sobre todo el estadounidense que ha pasado de la humillación machista del soldado como método disciplinario y de obediencia absoluta al mando denunciado por Kubrick en “La Chaqueta Metálica” (1987 – Full Metal Jacket), al abrazo pleno de los imperativos sociales de la izquierda estadounidense woke.

El panorama ha quedado aún más claro si cabe la pasada semana, cuando el Partido Republicano estadounidense, alarmado por las manifestaciones antijudías en las universidades del país, presididas por eslóganes como: “from the river to the sea, Palestine will be jews free” (desde río hasta el mar, Palestina libre de judíos será) llamó a las presidentas de las universidades más prestigiosas para saber cómo defendían los principios constitucionales y las reglas antidiscriminatorias en sus dominios. Las respuestas inconexas y relativistas de las tres presidentas han escandalizado a buena parte de la opinión pública occidental. Vergonzosa, por infame, fue la respuesta de la presidenta de la Universidad de Harvard, Claudine Gay, a la pregunta que la legisladora republicana, Elise Stefanik le hizo: «¿Llamar al genocidio de judíos viola las reglas de Harvard sobre intimidación y acoso?». La respuesta de Gay fue: Puede serlo, dependiendo del contexto. La evidencia de la podredumbre ética, de la quiebra de los valores constitucionales y de los derechos humanos por parte de la nomenclatura universitaria norteamericana, solo se explica por el dominio de la doctrina totalitaria woke en sus aulas.

A pesar de existir no pocos compendios que estudian lo que se conoce como woke o wokismo, ante el laberíntico espectáculo establecido por la agitación y la propaganda en medios y redes sociales por agentes y tontos útiles, no son pocos los que preguntan: ¿En qué consiste la doctrina woke? La respuesta resumida que considero cabal es la que establece que sus fundamentos y práctica se fundan en la invención y multiplicación de divisiones sociales derivadas de la raza, la cultura, la religión, el sexo (género), etcétera, para transfigurar la lucha de clases marxista, basada en la lucha contra la explotación de la clase obrera, en un trampantojo capaz de manipular sentimientos que permitan a la élite que la abandera, establecer (en no pocos casos a través de leyes discriminatorias disimuladas mediante la “hipermoralización progresista”) conductas sociales que les granjeen un disfrute del poder político y económico pleno.

Por ende, los gobiernos, partidos políticos, organizaciones civiles, ONGs, y empresas multinacionales occidentales adheridas a la doctrina woke, de la misma manera en los dominios donde reinaban y reinan los mitos marxistas desde principios del siglo XX, sus dogmas: «colectivo, voluntad y poder», resumidos como “corrección política”, han impuesto una burocracia artificiosa en las instituciones, universidades y empresas, justificada con la consigna: «diversidad, equidad e inclusión». Se trata de la primacía del grupo sobre la persona, del énfasis en la voluntad a expensas de la razón o naturaleza, de la anulación del mérito personal y la igualdad de oportunidades. De este modo, quien crítica la llamada “discriminación positiva de la mujer” es un machista. Quien considera que los “colectivos” que abanderan las siglas LGTBIQ+ no tienen por qué tener privilegios o ayudas procedentes del erario es tildado de homófobo. Aquel que se atreva a defender la libertad empresarial plena es demonizado como explotador. Quien pida una inmigración ordenada es automáticamente tildado de xenófobo fascista.

La herramienta preferida por el wokismo es la manipulación claramente orwelliana (explicitada como “neolengua” en la novela “1984”) del lenguaje, con el obvio fin de imponer una realidad paradigmática consecuente con la doctrina. Desde la matraca del lenguaje inclusivo, bautizar como “muerte digna” a la eutanasia; despojar de significado, hasta el punto de demonizarlas, palabras como “matrimonio” y “familia”, son solo unos pocos ejemplos de los que constituye, en palabras de Rodrigo Ballester un «caballo de Troya del adoctrinamiento, haciendo de “pieza maestra” para imponer un marco de pensamiento de lo que debe ser correcto, expresable e incluso legal o ilegal». De esta manera, todo aquel que discrepe del pensamiento único impuesto por el lenguaje oficial correcto, se enfrenta a descalificaciones y campañas de desprestigio que suelen terminar en asesinato civil del disidente, es decir, en la destrucción de la reputación de toda persona que no comparta los postulados políticamente correctos. Toda opinión alejada de la retórica dominante queda desautorizada automáticamente como una expresión fascista. De ese modo, el wokismo anula el debate y se asegura la imposición de su agenda ideológica, alimentándose de un clima de miedo y censura.

La evidente consecuencia de este guion es la proliferación del odio, el racismo y las discriminaciones de todo tipo que los oficiantes wokes dividen entre positivas (las que ellos dictan) y negativas, aboliendo con ello el principio esencial de la declaración universal de los derechos humanos que establece que toda discriminación es negativa de suyo.

Las personas “canceladas” envilecidas y desterradas, las estatuas derribadas, la historia manipulada para ajustarla al dogma, los libros proscritos, las iglesias vandalizadas, los espectáculos censurados y anulados, las conferencias derogadas, los escritores, maestros y catedráticos amordazados, los “colectivos” demonizados en función del color blanquecino de su piel, su etnia, el sexo que asuman, la religión que procesen, las preferencias sexuales, etcétera, etcétera, son pistas de lo que nos espera si la doctrina woke se implanta decisivamente en occidente. 

GEOINGENIERÍA

La controvertida técnica que pretende controlar el clima

CONTEXTO: En el momento de escribir este suelto se está cerrando la vigésimo octava Cumbre del Clima de Dubái (COP28), con una división radical entre países que conforman dos bloques antagónicos. Por un lado el anfitrión y los países del Golfo Pérsico, Rusia, países africanos, China, India y Brasil rechazan sin contemplaciones la propuesta encabezada por la UE y EEUU, consistente en el “abandono ordenado y justo de los combustibles fósiles”. Aunque al cerrar la cumbre seguramente se acordara un texto de compromiso, este enfrentamiento, junto con los retrasos acumulados, ponen en solfa los objetivos de reducción de emisiones acordados en Paris en el año 2015, para alcanzar 0 emisiones netas en el año 2050 y así frenar el calentamiento del planeta.

Ante la situación y conociendo sus obras y discursos, es fácil augurar que este revés a las agendas climáticas plenas de catastrofismo enarboladas por ministros y burócratas de la Beyond Oil and Gas Alliance (Alianza más allá del petróleo y el gas), donde destaca por su beligerancia verbal la vicepresidenta tercera y ministra para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico del Gobierno de España, Teresa Ribera, será camuflado con nuevas dosis de agitación y propaganda catastrofista para aumentar o inventar impuestos para salvar el planeta. No obstante, el cebado con enormes cantidades de dinero procedente de los impuestos directos e indirectos que subvencionan energías renovables, tecnologías de captura y almacenamiento de carbono y procesos energéticos “verdes y sostenibles” publicitados por el conocido escaparate «greenwashing«, ha despertado iniciativas que alteran y compiten con los sistemas oficiales beneficiarios del gran negocio llamado cambio climático. En este contexto, ha surgido un intruso llamado geoingeniería.

La geoingeniería o ingeniería del clima está desarrollándose sobre técnicas y alguna que otra tecnología, con el fin de, según sus promotores, contribuir con eficacia y rapidez en atajar el calentamiento del clima terráqueo debido a la actividad humana, acorde con lo establecido por los informes del Grupo Intergubernamental de Expertos sobre Cambio Climático de Naciones Unidas (por sus siglas en inglés, IPCC). Se trataría, entonces, de lograr anticipadamente y por una vía alternativa, los objetivos plasmados en el Acuerdo de París y posteriores respecto a la disminución de las emisiones de CO2, para lograr que antes de 2030/2052 la temperatura media (global) de la tierra, no aumente de 1,5/2ºC con respecto a los niveles preindustriales.

Recordemos que el protocolo oficial adoptado por los acuerdos de París (COP21 firmado el 12 de diciembre de 2015 y que entró en vigor el 4 de noviembre de 2016 y posteriores) establece que para lograr el objetivo de evitar el aumento de la temperatura media global por debajo de 2ºC respecto a los niveles preindustriales, es imprescindible reducir sustancialmente las emisiones de los gases de efecto invernadero que encabeza el CO2. Sin embargo, las mediciones oficiales posteriores al 2016 confirman que no se están reduciendo la cantidad de CO2 imprescindible establecida para moderar o detener dicho calentamiento. Sobre estas tesituras, los impulsores de la geoingeniería aseguran que sus técnicas son indispensables para lograr los mencionados objetivos, al poder lograr reducciones inmediatas de la temperatura en amplias zonas. Con ello no niegan la necesidad de reducir los gases de efecto invernadero, sino que debido a la urgencia del momento, para evitar la catástrofe anunciada desde 1988 por el IPCC y sus adláteres, la geoingeniería es la panacea.

Groso modo, la geoingeniería consiste en la aspersión de aerosoles en la estratosfera (SAI, por sus siglas en inglés) consistentes en diminutas partículas reflectantes como dióxidos de azufre, sal finamente pulverizada o carbonato de calcio. De esta manera, “nublan” el cielo artificialmente y reducen la temperatura de la superficie de la Tierra. Los experimentos recientes con estas técnicas, han logrado desplegar nubes reflectantes a más de 20 kilómetros de la superficie de la Tierra utilizando globos estratosféricos. Estas nubes reflectantes permanecen en la estratosfera aproximadamente un año reflejando (rechazando) buena parte de los rayos del sol al igual que las nubes naturales que se encuentran debajo. Según los geoingenieros, un solo gramo de esas nubes compensa el efecto de calentamiento de una tonelada de CO₂ durante un año.

Aunque resulte reiterativo y políticamente incorrecto, insisto en que el calentamiento global es un gran negocio mundial que abarca casi todo. Desde el lucrativo mercado de emisiones de CO2, los llamados bonos medioambientalmente “sostenibles”; green bonds, cat-bonds, multicat-bonds, weather derivatives que, por supuesto, abrazan con ardor las haciendas públicas de todo el mundo como el Sovereign Green Bond Issuance Program de España. En lo concreto, las subvencionadas energías renovables (solar, eólica, marina), el sector del automóvil, iluminación, seguros meteorológicos para agricultores, tecnologías agrícolas y ganaderas, fertilizantes, alimentos vegetales “sostenibles e inmaculados” y, por supuesto; la geoingeniería. En otra trinchera no menos lucrativa se encuentran los combatientes “naturalistas” como el World Rainforest Movement, Amigos de la Tierra, etc. Sustanciales son los afanes geoestratégicos que envuelven a empresas públicas y privadas como la Regulación Taxonómica de la Unión Europea. De hecho, los programas de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente estimó en 2016 el costo global de la adaptación a estos impactos climáticos serían entre 140 mil y 300 mil millones de dólares por año para 2030 y entre 280 y 500 mil millones de dólares por año para 2050. Se quedaron cortos, muy cortos.

LA BASE DE LA GEOINGENIERÍA: En 1991, tras 500 años de inactividad, el volcán Pinatubo situado en la isla de Luzón en las Filipinas, en solo 15 horas arrojó a la estratosfera más de 15 millones de toneladas de dióxido de azufre, gas que se instaló como una nube que ocultó el Sol en buena parte del hemisferio sur provocando que las temperaturas globales de la Tierra descendieran aquel año 0,5ºC.

Con mucha menos precisión, por cuanto sucedió a comienzos del siglo XIX, los promotores de la geoingeniería rememoran lo que se ha llamado “el año sin verano”, suceso ocurrido en el sur de Indonesia cuando en 1815 el volcán Tambora produjo una enorme erupción lanzando gases y cenizas a la estratosfera que perduraron varios años, lo que, según los pocos datos que por entonces se podían obtener, hoy se calcula que llegó a disminuir la temperatura media global más de 2,5ºC.

También la eliminación de carbono mediante la captura directa de aire suele considerarse una forma segura y elegante de geoingeniería, pero la tecnología es incipiente, intrínsecamente lenta y prohibitivamente cara. Por esas razones, incluso sus partidarios argumentan que es mejor considerarlo como una forma potencial de compensar las emisiones de las pocas industrias que son difíciles de descarbonizar, como la aviación. La inyección de aerosoles de azufre, por otro lado, sería relativamente fácil y barata de implementar inmediatamente a escala planetaria, con un costo de “sólo” dos mil millones de dólares al año.

Como ya he mencionado, los defensores de la investigación en geoingeniería no la presentan como sustitutoria de la transición para abandonar los combustibles fósiles. Su principal argumento es que debido a que el dióxido de carbono persiste en la atmósfera durante miles de años, más los evidentes problemas que causan su abandono rápido, la geoingeniería es la alternativa que garantiza ganar el tiempo necesario para hacer esa transición sin traumas. También señalan que, eliminar las emisiones de carbono sólo evitaría que el mundo se calentara aún más; No volvería a enfriar el mundo, al menos no para nadie que esté vivo hoy. Incluso si el mundo lograra descarbonizarse para 2050, los fenómenos meteorológicos extremos y el aumento del nivel del mar representarían una amenaza mayor que la actual durante muchos siglos por venir.

Los recortes de emisiones son necesarios”, escribió David Keith, profesor de física aplicada y políticas públicas en Harvard, en The Times en 2021. «Pero pretender que el cambio climático se puede resolver únicamente con recortes de emisiones es una fantasía peligrosa. Si se quieren reducir los riesgos de las emisiones que ya están en la atmósfera (ya sea para prevenir incendios forestales en Argelia, olas de calor en Columbia Británica o inundaciones en Alemania), hay que recurrir a la eliminación de carbono, la geoingeniería solar y la adaptación local».

CRITICAS A LA GEOINGENIERÍA
Llegados aquí, distinguir la crítica rigurosa basada en datos y la que esconde intereses de parte no es sencillo. Sobre todo cuando demasiados científicos hace tiempo que no se respetan a ellos mismos dedicándose a la propaganda. Por ello tomo nota escéptica sobre la carta abierta firmada por “expertos” y académicos del “clima y la gobernanza”, pidiendo a los gobiernos nacionales y a las Naciones Unidas que restrinjan el desarrollo de la geoingeniería, sosteniendo que representa un “riesgo inaceptable”, por tres razones:

Los efectos secundarios son demasiado peligrosos. Rociar azufre en la estratosfera podría reducir la temperatura de la Tierra, pero también podría blanquear el cielo, cambiar los patrones climáticos, aumentar la propagación de la malaria, agotar la capa de ozono y alterar la luz que las plantas necesitan para crecer. Algunas regiones podrían sufrir mientras otras se benefician, creando posibilidades de conflicto.

Imagínese si India comenzara a bombear azufre a la atmósfera sólo para ver una enorme sequía afectar a Pakistán”, escribió Bill McKibben en The New Yorker el año pasado. «Dos potencias nucleares, ya enfrentadas, y una está convencida de que la otra está dañando a su gente«.

Es una falsa esperanza. Los hostiles a la geoingeniería advierten que podría restar valor a los esfuerzos por abandonar los combustibles fósiles si se la percibiera erróneamente como una póliza de seguro contra el cambio climático. Por ejemplo, las personas podrían postergar la adopción de medidas para reducir su huella de carbono. Lo que es más preocupante, los lobbies con grandes intereses en la industria de los combustibles fósiles podrían ejercer presión para lanzar azufre al aire, para mantener el petróleo y el gas funcionando.

A pesar de las críticas, Make Sunsets, la flamante empresa de geoingeniería norteamericana, ya está vendiendo “créditos de refrigeración” como compensaciones al CO2.

«Pronto todos los que dependen del carbón, el petróleo y el gas se subirán al tren de la geoingeniería y dirán: ‘Podemos continuar durante 40 años con combustibles fósiles'», manifestó Frank Biermann, politólogo de la Universidad de Utrecht, al Guardian, añadiendo una frase que encierra el conflicto de intereses: “Este debate amenaza con descarrilar las políticas climáticas actuales. Es un riesgo enorme”.

Otras críticas a la geoingeniería se centran en la necesidad de inyectar aerosoles durante cientos de años, critica que sin quererlo, pone en solfa la solución de la reducción de CO2 para frenar el cambio climático antropogénico. No menos original es la acusación de que la geoingeniería es antidemocrática al mismo tiempo que sus sostenedores arriman el ascua a la sardina de la burocracia global para evitarlo: “los países lo suficientemente poderosos como para desarrollar y desplegar tecnologías de geoingeniería solar deben poner sus tecnologías bajo el control de instituciones multilaterales efectivas, con garantías de derechos de veto colectivo para las naciones más vulnerables”.

Concluyo tratando de evidenciar que en el embrollo crematístico que tanto dinero nos cuesta a los ciudadanos, es difícil, por no decir imposible, encontrar la virtud filantrópica, esa que auxilia por amor a la humanidad y la conciencia de su dignidad y de su derecho. Así, el físico David Keith que encabeza desde hace varios años la investigación de la Harvard John A. Paulson School of Engineering and Applied Sciences de geoingeniería solar, es famoso por tener grandes inversiones en estos procesos, su dedicación al cabildeo en gobiernos y gestionar, junto con Ken Caldeira, el Fondo para la Investigación Innovadora del Clima y la Energía (FICER, por sus siglas en inglés), un fondo multimillonario para la geoingeniería financiado por Bill Gates desde 2007. Keith también comisionó un estudio a una empresa aeroespacial estadunidense que argumenta la viabilidad del despliegue a gran escala de las tecnologías de geoingeniería solar. No por casualidad la empresa pionera en geoingeniería Make Sunsets marcha viento en popa a toda vela y ha obtenido permisos de ensayos a gran escala, algunos ya realizados, en baja California. Y ya lo dice el refrán, el que da primero da dos veces … y esta empresa tiene las patentes y los recursos para convertirse en multinacional monopolística.

LA GUERRA DEL AGUA DE AYUSO CONTRA SÁNCHEZ

O la rebelión contra el diktat de Moncloa disfrazado de ecologismo

MARCO LEGAL: Aunque ostentación moral de las leyes y decretos leyes emanadas del gobierno presidido por Pedro Sánchez, con sus interminables exposiciones de motivos llenos de moralina progre y doctrina woke, alienten el desdén hacia semejante paquete legislativo, resulta imprescindible repasar el Real Decreto 35/2023, de 24 de enero (siempre real decreto) elaborado por el Ministerio para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico, para poder analizar los motivos del conflicto entre el gobierno de la Comunidad Autónoma de Madrid y el Gobierno central. Promulgado a principios de este año, el Real Decreto 35/2023 establece nuevos planes hidrológicos de tercer ciclo para gestionar los recursos hídricos de España entre 2023 y 2027.

Este decreto-ley se justifica en la Ley de Aguas vigente: RDL 1/2001, de 20 de julio que instituye al gobierno central del Estado la responsabilidad de establecer los planes hidrológicos de las demarcaciones hidrográficas intercomunitarias: Cantábrico Occidental, Guadalquivir, Ebro, Ceuta, Melilla, Segura y Júcar, junto con la parte española de las demarcaciones hidrográficas del Cantábrico Oriental, Miño-Sil, Duero, Tajo y Guadiana. Precisamente, esta ley dispone en el Artículo 19 el Consejo Nacional del Agua y en el Artículo 20 las materias sometidas a informe preceptivo del Consejo Nacional del Agua que incluyen los planes hidrológicos de cuenca, antes de su aprobación por el Gobierno. Asimismo, el Artículo 25 establece la imprescindible colaboración del Estado con las Comunidades Autónomas y los organismos de cuenca para elaborar los planes hidrológicos.

RÉGIMEN DE CAUDALES ECOLÓGICOS: Uno de los asuntos que ha generado el conflicto actual, surge de los voluntaristas criterios con que el Real Decreto 35/2023 establece los caudales ecológicos y la calidad exigida del agua en cientos de puntos de cada cuenca. En algún caso, en el extensísimo decreto aparece la siguiente fórmula para establecer el caudal ecológico: Q(x)= Q(fin de masa) (S(x)) / (S(fin de masa))
Donde: Q(x) = Caudal ecológico en el punto a calcular.
S(x) = Superficie de cuenca vertiente al punto a calcular.
Q(fin de masa) = Caudal ecológico en el punto final de la masa de agua dentro de cuya cuenca vertiente intermedia se encuentra el punto a calcular.
S(fin de masa) = Superficie de cuenca vertiente en el punto final de la masa de agua dentro de cuya cuenca vertiente intermedia se encuentra el punto a calcular.

Ante esta fórmula surge inmediatamente la cuestión de cómo aplicarla en los miles de puntos de control de las cabeceras de ríos y arroyos que este decreto ley establece. Además, otro escollo no menor aparece en aquellos cursos donde una aportación considerable del caudal depende aguas residuales depuradas por estaciones EDAR. Asimismo, la mencionada fórmula es alicorta en no pocos casos, sobre todo en periodos de estiaje o de sequía prolongada. En realidad, como queda claro tras el repaso de los caudales mínimos establecidos en el decreto, la fórmula no se aplica.

LA DEMARCACIÓN HIDROGRÁFICA DEL TAJO: El agua que consumen los ciudadanos de Comunidad Autónoma de Madrid, en sus cinco variables: abastecimiento de agua potable a la población, usos asociados a actividades declaradas de interés público, usos agropecuarios, incluyendo la acuicultura, usos industriales, incluyendo la producción de energía eléctrica e industrias del ocio y del turismo, etc., se obtienen de la llamada demarcación hidrográfica del Tajo o cuenca del Tajo. Como en las otras demarcaciones, el Real Decreto 35/2023 decreta en el Anexo V las disposiciones normativas del plan para la cuenca del Tajo, estableciendo un régimen trimestral de caudales mínimos a través de un sistema de medición en metros cúbicos por segundo (m³/s). Asimismo, además de caudales mínimos, se establecen máximos, generadores o de crecida y tasas de cambio mínimos en situación de normalidad. Los trimestres se dividen en: otoño de octubre a diciembre, invierno de enero a marzo, primavera de abril a junio y verano de julio a septiembre.

Los puntos de control de las estaciones de aforo y red hidrometeorológica en la cuenca del Tajo superan los 500. Estos controles se extienden por las cabeceras de ríos y arroyos de la cuenca, tras las presas de los embalses, tramos entre embalses, confluencias de ríos y arroyos etcétera. Y si bien el conocimiento constante de los caudales en toda la cuenca es esencial para su debida administración, sobre todo de los embalses, la implantación de caudales mínimos ecológicos en cabeceras y algunos tramos de la cuenca indica un exceso reglamentista de cara a la galería ecologista. Establecer centenares de caudales mínimos (¿ecológicos?) en riachuelos sin apenas intervención humana, solo se explica cómo conocimiento estadístico o preventivo ante riadas, ya que en el caso de incumplimiento de los caudales mínimos establecidos no hay remedio que valga. Por ejemplo, la masa de agua referenciada ES030MSPF0115110 del Río Tajo desde su nacimiento hasta Arroyo Tajuelo, sin un solo embalse o azud que pueda regular caudal alguno y muy pocas extracciones por ubicarse en zonas poco pobladas, obvio es que en la confluencia del Tajo con el Arroyo Tajuelo su caudal depende de la madre naturaleza ¿De qué sirve establecer caudales mínimos en las cabeceras de los ríos? Por ejemplo, para la cabecera del río Dulce en verano se establecen 0,150 m³/s cuando es notorio que en agosto de algunos años su agua superficial al inicio de la Reserva Natural Fluvial del Río Dulce es un hilillo. ¿Acaso la Confederación Hidrológica del Tajo enviará camiones cisterna llenos de agua a la cabecera del río Dulce, cuando el caudal ecológico mínimo establecido sea inferior?

EL CANAL DE ISABEL II: La empresa pública Canal de Isabel II, cuyo accionariado se reparte entre el Ente Público Canal de Isabel II (82,35 %), Ayuntamiento de Madrid (10%) y el resto entre 113 municipios de la Comunidad de Madrid, tiene como misión principal suministrar a más de 6 millones de madrileños agua de calidad excelente (de las mejores del mundo), dentro de un ciclo integral que incluye captación, tratamiento, distribución y saneamiento. Así, el Canal administra las captaciones en 14 embalses y 7 azudes situados en afluentes de la margen derecha (norte) del rio Tajo, nacidos en la cordillera del Sistema Central. Para periodos de emergencia por sequía, el Canal dispone de dos grandes acuíferos; el Acuífero cretácico carbonatado en una franja noroeste desde el sur de Somosierra-Guadarrama hasta el extremo oriental de la sierra de Gredos donde nace el río Tietar. El segundo es el Acuífero terciario detrítico que se sitúa en paralelo al sur del anterior.

Los 14 embalses administrados por el Canal de Isabel II son: en el río Lozoya: Pinilla, Riosequillo, Puentes Viejas, Villar y Atazar. En el río Jarama: El Vado. En el río Guadalix: Pedrezuela. En el río Manzanares: Navacerrada y Santillana. En el río Guadarrama-Aulencia: Navalmedio, La Jarosa y Valmayor. En el río Alberche en su afluente Cofio: Aceña más, como regulador suplementario establecido por una concesión que finaliza en 2061, el embalse de San Juan también en el río Alberche. La capacidad total de estos embalses es 943,6 hectómetros cúbicos más San Juan con 130 hm3. El consumo anual de agua potable en el año 2022 en la CAM fue de 198,54 hm3 para una población de 6.917.111 habitantes más unos 300.000 flotantes. Durante el estío, el Canal de Isabel II suele trasvasar agua (concesión anual de un máximo de 220 hm3, si bien entre julio y octubre de 2023 fueron 147) desde el embalse de San Juan al de Valmayor por este disponer de una Estación de Tratamiento de Agua Potable (ETAP) con una capacidad de 12 m³/s. En total, el Canal de Isabel II tiene 14 ETAPs repartidas por toda la CAM.

Todas las aguas residuales generadas en la CAM son depuradas por el sistema de saneamiento del Canal de Isabel II que administra 157 estaciones depuradoras de aguas residuales (EDAR) de diferentes capacidades y tecnologías que incluye miles de kilómetros de alcantarillado, para revertir las aguas depuradas a los ríos que trascurren en la Comunidad de Madrid con una calidad aceptable según los parámetros legales vigentes… hasta el Real Decreto 35/2023.

LA CHISPA: AUTORIZACIÓN PREVIA DE LOS TRASVASES DE AGUA Y AUMENTO DEL CAUDAL ECOLÓGICO

Es en la Sección I. Medidas para la utilización del dominio público hidráulico, artículo 20 de disposiciones generales del decreto de marras, donde apelando torticeramente al Plan Hidrológico Nacional, para «movilizar en cada período concreto entre embalses de diferentes sistemas de explotación de la Demarcación Hidrográfica del Tajo, requerirán de previa autorización del organismo de cuenca (Confederación Hidrográfica del Tajo) otorgada a favor del titular de la concesión. La solicitud deberá producirse con una antelación mínima de 1 mes respecto a la fecha prevista para el comienzo del trasvase. El organismo de cuenca tendrá un plazo de 15 días para resolver» el el Ministerio para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico cambia las reglas del juego. ¿Y quién controla la Confederación Hidrográfica del Tajo como organismo autónomo del Ministerio para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico? Pues eso.

El motivo de esta medida restrictiva exclusivamente pensada para el habitual trasvase desde el embalse de San Juan al de Valmayor, solo tiene una explicación: embridar la autonomía del Canal de Isabel II y posibilitar poner en un brete a la CAM si sucede una emergencia o un periodo de pertinaz sequía en la región, es decir, generar incertidumbre en un sistema que funciona bien. De hecho, las declaraciones de los responsables del Canal de Isabel II sobre la necesidad del trasvase San Juan-Valmayor es palmaria: «Es absolutamente imprescindible porque la zona oeste de la Comunidad tiene 1,8 millones de habitantes y sufre además un incremento poblacional considerable durante el verano. Sabemos que se necesita en determinados momentos ese aumento de agua».

Para rematar la jugarreta, el decreto ley aumenta los caudales ecológicos mínimos desde 60 hectómetros cúbicos a 90, lo que significa que esos 30 h3 más tendrán que desembalsarse. Asimismo, se aumentan los límites de vertidos de aguas residuales, cosa que está muy bien siempre y cuando quien lo impone ponga el dinero para mejorar y ampliar las estaciones depuradoras de aguas residuales.

La Comunidad de Madrid, a través del Canal de Isabel II, entre abril y septiembre presento recursos contra estas medidas al orwelliano Ministerio para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico, recursos que fueron denegados sin apenas argumentos. En consecuencia, a finales de octubre formalizó la demanda al Tribunal Supremo para anularlas por considerar que «pone en riesgo» el abastecimiento de la región.

Por último, es obvio que, excepto la torticera autorización previa de trasvases entre embalses, el aumento del caudal ecológico y la mejora de la calidad de los vertidos de aguas residuales, son medidas cabales. Sin embargo, también es obvio que no son imprescindibles y urgentes y que para implementarlas el Ministerio para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico comandado por Teresa Ribera Rodríguez se llama andana, pasando el muerto de los gastos a la CAM. Y en este contexto, no parece casual que el coste medio del metro cúbico de agua potable que pagamos los madrileños sea de 1,47 euros frente a los 1,97 de la media nacional.

ES LA PRODUCTIVIDAD, ESTÚPIDO

Desde hace unos días, los medios de comunicación nos avisan de que el Gobierno provisional presidido por Sánchez, ha reducido la previsión del crecimiento del PIB para 2024: del 2,4 % al 2 %. Al mismo tiempo, la letra pequeña remitida a Bruselas por el gobierno eleva la presión fiscal un 0,5% de PIB, es decir, algo más de 7.000 millones de euros. Asimismo, el documento gubernamental recoge una suma de partidas de gasto corriente por 9.000 millones de euros, achacados al desarrollo de los fondos Next Generation, lo que en principio va en contra del Reglamento del Plan de Recuperación y Resiliencia. Por otro lado, el Estado español deberá destinar más de 41.000 millones de euros para pagar los intereses de la deuda pública, siempre y cuando la galerna surgida por el anuncio del aumento de la deuda pública de Italia, no desemboque en un deterioro de la calidad de la deuda de España. En todo caso, esos 41.000 millones de euros por intereses de la deuda para 2024, suponen más que todo lo recaudado por el impuesto de Sociedades o el equivalente acumulado de seis meses de IVA.

El panorama se oscurece aún más al comprobar que las exportaciones de bienes y servicios de España durante los primeros ocho meses del año han caído un 3,7% interanual en volumen –cantidad vendida–, según los datos del Ministerio de Industria, Comercio y Turismo publicados esta semana. Para camuflar el mal dato, la nota del Ministerio hace hincapié en que la cifra total de ventas aumentó en un 1,8% porque «aunque hemos vendido menos, lo hemos vendido más caro». Y con un descaro infinito silencian que la inflación mundial durante este periodo se eleva al 8,7%. Tristemente, el gobierno Sánchez perpetra estas triquiñuelas porque sabe que los muchos medios que controla y no pocos de los que no, titularán, como luego han hecho, la noticia de esta manera: “Las exportaciones españolas de mercancías ascendieron un 1,8% interanual en el periodo enero-agosto y alcanzaron los 256.571 millones de euros”.

Y como la acción del gobierno Sánchez se sustenta en el despilfarro clientelar, el Plan Presupuestario de 2024 que el Gobierno acaba de remitir a Bruselas incluye una previsión de ingresos de 648.000 millones de euros, equivalente al 42% del PIB de España. Naturalmente, será más del 42% del PIB porque el gobierno ha inflado a propósito la cifra de crecimiento para el próximo año, al tiempo que prevé aumentar brutalmente la recaudación en 159.000 millones de euros, un 32,5% más que este año. Si se divide esta factura entre todos los españoles tocamos a unos 13.800 euros cada uno. Sin embargo, el gasto público total previsto para 2024 por el gobierno provisional de Sánchez, ha sido estimado en 694.000 millones, por lo que cuadrarlo con el déficit estimado del 3,6% resultará un ejercicio de ingeniería financiera.

Uno de los mejores analistas independientes de la economía española, el Observatorio Económico de la de la Universidad Francisco de Vitoria, en su reciente informe trimestral considera que «la economía española necesita una serie de reformas estructurales para elevar su crecimiento potencial, aumentar su productividad y competitividad, acabar con el diferencial negativo en el mercado laboral y atraer inversiones». He aquí la bicha que ni gobierno ni sindicatos nombran; PRODUCTIVIDAD.

LA PRODUCTIVIDAD

La productividad es una medida económica que permite calcular cuántos bienes y servicios se han producido por cada factor utilizado, y en un tiempo determinado. Por factores se entienden los trabajadores, pero también el capital invertido durante un periodo o la innovación tecnológica.

Solo hay que verificar los índices de productividad por países para comprender que cuanto mayor es la productividad de un país, mayores son los sueldos y también los impuestos que se recaudan.

Calcular la productividad laboral de una empresa privada es relativamente sencillo: producción total dividida entre el número de horas trabajadas. A este resultado se integran los cómputos de eficiencia en el uso de los recursos, el tiempo promedio de entrega, la calidad de los productos o servicios, la amortización de inversiones, etc. Empero, la productividad de una nación se calcula sobre dos factores fundamentales; la relación entre su PIB y el total de horas trabajadas. Paralelamente, se calcula el rendimiento del capital físico tangible e intangible: equipos, maquinaria, patentes y activos en propiedad intelectual. Ambos cómputos se integran en un resultado final pues tanto el capital humano como el físico interaccionan y generan sinergias. No obstante, esta fórmula no contempla las variables de cada sector productivo, las más evidentes en España son las considerables diferencias entre el sector privado y el público que, a su vez, ambos sectores tienen enormes diferencias de productividad.

Un dato muestra la realidad con nitidez. En España los recursos administrados por las administraciones públicas del Estado que, además de la administración pública incluyen defensa, seguridad, seguridad social obligatoria, educación y sanidad pública y servicios sociales, han crecido desde el 20% del PIB de principios de los años 70, hasta superar el 50% actualmente. Sin embargo, apenas aporta un 20% del Valor Añadido Bruto (VAB) nacional, mientras ocupa a más de tres millones de asalariados (en torno al 20% del total según la Encuesta de Población Activa, EPA). Durante los últimos 25 años el crecimiento anual promedio de la productividad del sector público español fue del 0,5%, mientras que el sector privado experimentó un crecimiento promedio de productividad del 0,8%. Así, según datos de Eurostat, en 2022 España se situó 16,5 puntos por debajo de la media de la eurozona en productividad laboral por hora trabajada. En concreto 8,2 puntos menos que la media de los 27 países de la UE. Dentro de los 36 países de la OCDE, España está en la posición 18, un lugar decepcionante teniendo en cuenta que la inversión del capital físico es relativamente alta.

Frente al relato triunfalista del gobierno Sánchez asegurando que nuestra economía marcha como una moto, está el dato de tener una de las productividades más bajas de la zona euro. Se trata de un lastre mayúsculo porque España se encuentra muy alejada de las naciones punteras del mundo. De acuerdo con la Total Economy Database del Conference Board, la productividad hora (PIB por hora trabajada) en España creció en la década de los ochenta a una tasa anual del 3%, Sin embargo, en la década de los noventa esa tasa bajó al 1,2% y en lo que llevamos de siglo se ha situado en una media del 0,8%. Esta tendencia a la baja, como puede observarse en gráfico estadístico de arriba, desde 2018 en que se inicia el gobierno presidido por Pedro Sánchez Pérez-Castejón, la productividad de nuestra economía ya no crece poco sino que desciende.

PRODUCTIVIDAD Y CAPACIDAD ADQUISITIVA

La mayoría de los estudios sobre la raquítica productividad de la economía española apuntan a una formación mediocre y obsoleta que no responde a las necesidades de la economía, a la escasa cultura empresarial derivada de un desprestigio social inducido por las ideologías igualitaristas de los partidos políticos de izquierdas, a la mala asignación de recursos derivada de la rigidez legislativa del mercado laboral que impide la transferencia de conocimientos y capacidades de una empresa, al tiempo que se señala a una supuesta escasa inversión tecnológica y al minifundismo empresarial. Siendo evidentes estas imputaciones, estimo que faltan unas cuantas tan importantes o más que las descritas; burocracia, inseguridad jurídica, legislación laboral lesiva y decenas de leyes y reglamentos obstaculizadores.

Si hay un ejemplo palmario de un sector de la economía española, no hace mucho tiempo boyante y productivo, que está siendo machacado por leyes y reglamentos, este es el agropecuario. Aunque la persecución leguleya cumplirá pronto el decenio, durante el último quinquenio se ha producido una autentica persecución. Leyes y reglamentos estultos generados por burgueses urbanitas con mentes obnubiladas por ideologías abstrusas, están generando la destrucción rápida de la agricultura, la ganadería y la pesca en España. Empezando por el enorme artefacto burocrático empeñado en políticas anti–productivistas llamado nuevo PAC -Política Agrícola Común (PAC)- seguido por las barbaridades perpetradas por el Plan de Recuperación, Transformación y Resiliencia. Plan repleto de la tabarra progre tal que «uso sostenible de los suelos agrícolas, fomento de la digitalización y de la economía circular, modernización de los regadíos -que camufla el derribo de embalses y azudes centenarios para que los pececillos sean felices con permiso de los castores- … para reducir el uso de los recursos naturales, objetivos trasversales -que ni quienes los redactaron entienden- etc. etc.».

El menú antiproductivo se completa con la Ley de sanidad vegetal basada en mitos, la Ley de montes para que ardan en verano con esplendor, etc, etc. El culmen del despropósito es la ley de bienestar animal impulsada por la ministra de Podemos, Ione Belarra, aprobada el pasado febrero. Una Ley que humaniza a los animales y animaliza a los humanos, además de incrementar la burocracia y los costes de explotación. La resultante de tanto disparate ya la sufrimos todos los ciudadanos españoles menos aquellos a los que les pagamos la merienda: reducción drástica de las inversiones y la productividad e incremento bestial de los precios de los alimentos, al tiempo que se incrementan las importaciones. De seguir por la senda perpetrada por estos gobernantes, en unos meses España importará lechugas de los Países Bajos, pollos congelados de Brasil, jamones de China y aceite de oliva de Marruecos.

Los datos son contundentes. La renta española en términos de capacidad adquisitiva ha caído en comparación con los demás países europeos. En los últimos 11 años, España ha pasado de la posición decimotercera a la decimoctava, superada por países que venían de muy atrás por haber sufrido regímenes comunistas como la República Checa, Estonia o Lituania. Esta reducción de nuestra capacidad adquisitiva es la consecuencia lógica del descenso de la productividad que genera bajos salarios, mientras que el acaparo de recursos por el aumento elefantiásico de la burocracia estatal y el consiguiente endeudamiento creciente del Estado producido por el despilfarro generado por el clientelismo, ya sea en forma de amiguismo o de corrupción, del que se aprovechan sectores subvencionados políticos, culturales y del tercer sector junto con el conocido como capitalismo clientelar.

El capitalismo clientelar en España es mayoritario en los sectores más regulados, en concreto el energético, las telecomunicaciones, el farmacéutico y el financiero. Con todo, como he determinado antes, la productividad del sector privado es muy superior al público. Bien es cierto que dentro del sector público hay diferencias notables entre el sanitario y el de seguridad que tienen una productividad relativamente alta y el mucho más grande plagado de funcionarios y consejeros como el Ministerio para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico o la Consejería de Desarrollo Sostenible de Castilla-La Mancha.

Respecto al poder adquisitivo de los salarios en España, es imprescindible señalar que la explotación denunciada por Marx respecto al robo que sufre el empleado al no recibir lo que genera, esa plusvalía que acaba en las manos del patrón, en España es parcialmente falaz puesto que la diferencia entre productividad y salarios es mayormente absorbida por las cargas fiscales al trabajo. Así, las cotizaciones a la Seguridad Social y el Impuesto sobre la Renta de las Personas Físicas (IRPF) alcanzaron este año el 39,5% del salario del trabajador medio español, 0,2 puntos más que el año pasado. La suma de estos dos conceptos (lo que se conoce como la cuña fiscal) supera en 4,9 puntos la media de los países de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE), que se sitúa en el 34,6%. De esta forma, el sueldo neto que finalmente recibe el empleado queda en el 60,5% del coste laboral que tiene el empleador. Entonces ¿Quién explota al trabajador español?

Sound of Freedom – Sonido de libertad

Hace apenas 15 horas que he visto esta magnífica película y sigo estremecido. No solo por la calidad del filme y delicadeza con que trata un tema terrible; la pederastia y el consiguiente rapto y tráfico de niños, —ni una sola escena escabrosa— también por la valentía de sus autores; el director y parcial guionista Alejandro Monteverde, el guionista Rod Barr y también los magníficos intérpretes Jim Caviezel, Bill Camp, Mira Sorvino, Eduardo Verástegui (productor del film, actor y candidato a la presidencia de México), Javier Godino, José Zúñiga, Kurt Fuller, Manny Pérez, Gerardo Taracena, Gustavo Sánchez Parra, Scott Haze, Gary Basaraba, Yessica Borroto, etcétera.

No exagero un ápice afirmando que es una de las mejores películas que he visto en mi vida. No solo por su magnífica concepción, sin un momento plano y un desarrollo cada vez más intenso, también por su significado. Hablamos de la valerosa, por insólita y peligrosa, denuncia del mayor crimen que padece la humanidad en estos momentos; el secuestro y venta de niños para que sean violados y esclavizados por pederastas.

Su sinopsis es elocuente: «Tim Ballard (Jim Caviezel) trabaja como agente especial para el gobierno de los Estados Unidos. Como parte del Departamento de Seguridad Nacional, se centra principalmente en la ciberdelincuencia contra menores víctimas de delitos sexuales: desde la trata de seres humanos al turismo sexual. Con su experiencia, Ballard ha conseguido infiltrarse y desmantelar decenas de organizaciones delictivas que secuestraban a niños y los obligaban a prostituirse. Sin embargo, su mayor esfuerzo y contribución a la lucha contra la delincuencia comienza con la fundación de Operation Underground Railroad (conocida por las siglas OUR): una organización sin ánimo de lucro que ayuda a gobiernos de todo el mundo a rescatar a víctimas del tráfico sexual».

El arranque es espeluznante. Una ex Mis Colombia engatusa a un padre en Honduras para secuestrar a sus hijos y enviarlos a un infecto calabozo con decenas de niños secuestrados que son vendidos a pederastas ricachones del mundo. La trama se intensifica mientras expone, cada vez con mayores evidencias, el horror criminal de nuestro tiempo que, no por casualidad, ni Hollywood ni otras industrias cinematográficas europeas han tratado. Y no lo han hecho ni lo harán porque es políticamente incorrecto. Porque expone, sin decirlo explícitamente, aunque al final de cifras escalofriantes, una industria avalada por doctrinas que se remontan a los años setenta del pasado siglo cuando; Jean-Paul Sartre, Louis Aragon, Simone De Beauvoir, Francis Ponge y Roland Barthes, publicaron un manifiesto exigiendo la liberación de dos pedófilos repugnantes: Guy Hocquenghem, fundador del Frente Homosexual de Acción Revolucionaria y el novelista Gabriel Matzneff. Al mismo tiempo, ochenta “intelectuales” pidieron la despenalización de las relaciones sexuales entre adultos y menores. Por supuesto firmaron los anteriores (Sartre, Beauvoir, Barthes), a los que se unieron Louis Althusser (comunista), Michel Foucault y Jacques Derrida (sesentayochistas, postestructuralistas y postmodernos), Jean-François Lyotard (freudo-marxista posmoderno), etcétera.

Y de esas putrefactas fuentes, de las teorías del depravado Michel Foucault que se jactaba de acostarse con niños árabes pobres, de las justificaciones de las perversiones de los glamurosos transgresores ricachos como el magnate pederasta Jeffrey Epstein, ahora más que nunca, estas aguas excrementicias son utilizadas para blanquear la trata de niños y la pederastia. Así, se recrean envueltas en el celofán woke entelequias calenturientas como la de la activista canadiense Shulamith Firestone quien, en su “lucha de clases sexuales”, plasmada en “La dialéctica del sexo” proyectó una sociedad en la que niños y adultos podrían tener libre trato sexual, volviendo a una natural “sexualidad perversa polimórfica”. Y todas estas elucubraciones posmarxistas y wokes no son otra cosa que un potente intento de abaratar el comercio pederasta actual, mediante su legalización a través de leyes infectas y escuela depravada. Una pederastia políticamente correcta que, si es «consentida» POR LOS NIÑOS, es conveniente. Es lo que avala Irene Montero cuando dice: «les niñes pueden amar a quien quieran».

Sí, “Sonido de libertad – Sound of Freedom” es una rotunda denuncia contra el rapto y la esclavización sexual de niños, mostrando que se trata de la mayor atrocidad que vivimos mientras mueve billones de dólares (más que la droga) y abarca a todo el planeta, aunque el “consumo” pederasta es mucho mayor en los países desarrollados occidentales. Y aunque no fácil de medir, debido a su naturaleza criminal y encubierta, la Organización Internacional del Trabajo (OIT) estima que hay hasta 1,8 millones de niños víctimas de trata sexual en todo el mundo, mientras que el Informe sobre el estado de la infancia en el mundo de 2006 de UNICEF informaba que esta cifra era de más de 2 millones. Y aunque UNICEF no ha vuelto a calcular el número de víctimas de la trata de niños y adolescentes menores de edad, en los recientes informes destaca la utilización de las mafias de traficantes de niños y sus clientes pederastas de las plataformas digitales para reclutar a sus víctimas y atraer a clientes.

Por supuesto “Sonido de libertad – Sound of Freedom” no solo ha sido boicoteada y criticada torticeramente. Leer algunas críticas en los medios sistémicos españoles da grima y vergüenza ajena, mientras que las sutiles alegan que en la película casi todos los niños víctimas que aparecen son prepúberes, mientras que muchos datos concretan — ver Counter-Trafficking Data Collaborative— que la mayoría de los niños víctimas de la trata son adolescentes que han sido expulsados de sus hogares, a menudo porque son LGBTQ+ o no se ajustan a su género, solo añaden más alarma sobre esta tragedia.

Por ultimo debo destacar que esta excelente película fue terminada en 2018. Su productora, Santa Fe Films, firmó un acuerdo de distribución con 20th Century Fox, sin embargo, pocas semanas después, Fox fue adquirida por Walt Disney Company. Pero ya por entonces Disney era un descarado aparato de agitación y propaganda de la doctrina woke y metió la película en el congelador para que no viera nunca la luz. Empero, la tenacidad del valiente productor de la película, Eduardo Verástegui logró, con enorme esfuerzo, recuperar los derechos de distribución. Así, en marzo de 2023 “Sonido de libertad – Sound of Freedom” llegó a los cines de EEUU gracias a Neal Harmon y Angel Studios, acompañados por el apoyo de Angel Guild (un ejército de más de 100,000 inversionistas de crowdfunding). Y mientras Disney seguía su agenda woke (get woke go broke) “Sonido de libertad – Sound of Freedom” obtenía más de 100 millones de euros en taquilla en EEUU superando en números de espectadores a Indiana Jones y Misión imposible.

DE LA CENSURA DEL IZQUIERDISMO REACCIONARIO WOKE NO SE SALVA NI DIOS

La famosa y repetida frase, casi siempre dicha o escrita de forma descontextualizada cortada o manipulada, con que Carlos Marx inicia “El 18 de brumario de Luis Bonaparte”: «La historia ocurre dos veces: la primera vez como una gran tragedia y la segunda como una miserable farsa», pocas veces sucede cabalmente, pero…

El caso es que la referida frase ha saltado en mi caletre por el caso de la reciente cancelación por parte de la censura del izquierdismo reaccionario woke que tiene el poder en España, de la filóloga y escritora feminista española Carmen Domingo Soriano, por haberse atrevido, en su reciente obra: “Cancelado. El nuevo Macartismo”, escribir las verdades del barquero: «… la cultura de la cancelación originada en Estados Unidos, tras el Metoo, supone boicotear y “cancelar” sistemáticamente a una persona que ha llamado la atención por declaraciones dudosas o acciones discriminatorias. Un destierro de la vida pública, un asesinato de la reputación, como castigo por violaciones de lo políticamente correcto… una dictadura cultural que lucha por establecer la estandarización y uniformidad del pensamiento, retomando de forma abierta muchas de las actitudes del pasado, aunque sin reconocerlo, e impidiendo la libertad de pensamiento y todo ello, en su mayoría, de manos de la llamada izquierda posmoderna o izquierda líquida».

A quien se le ocurre decir lo obvio Doña Carmen. Y aunque tardaron algunas semanas tras la publicación del libro, porque libros no leen, las huestes de la banda woke en el poder tocaron a arrebato contra Domingo. Traidora facha es el más suave adjetivo porque nuestra protagonista es ¿era? una izquierdista de toda la vida que ha disfrutado de las mieles del izquierdismo oficial, colaborado en medios como El País, 8TV, Le Monde Diplomatique, El Viejo Topo, Crónica Libre, El Periódico, RNE y la Cadena Ser. Por consiguiente, según la banda inquisidora woke en el poder, Carmen Domingo es una traidora como Amelia Valcárcel y Lidia Falcón, pero mucho más joven y, por tanto, más peligrosa para la casusa.

Desconozco si Carmen Domingo es descendiente de Marcelino Domingo Sanjuán, aunque tiene muchas probabilidades teniendo en cuenta que nació en Barcelona y los descendientes del ahora olvidado político catalán se reparten entre Tortosa y Barcelona. Mi interés por este caso se acrecentó porque por los años 80 del pasado siglo, trabé amistad con un nieto del maestro de Tortosa, hijo de un Guardia Civil charnego que desde el sindicalismo anarquista de la CNT, participó en la huelga revolucionaria de 1917, se pasó al nacionalismo catalán fundando el Partit Republicà Català, luego integrado en Esquerra Republicana de Catalunya. Sin embargo, el semi-charnego Domingo terminó asqueado del nacionalismo supremacista catalán y se pasó al republicanismo (radical-socialista) de Azaña. Así, durante el bienio gobernante de izquierdas, entre abril de 1931 y septiembre de 1933, fue ministro de Instrucción Pública, de Agricultura y de Industria y Comercio. Pero tras la rotunda victoria de las derechas en las elecciones generales de noviembre de 1933, en que votaron por primera vez las mujeres en España, en un artículo firmado por el ya famoso periodista César González Ruano en ABC, el izquierdista exministro Domingo fue acusado de ser un libertino despilfarrador de dinero público. Querella criminal que terminó en nada excepto con la carrera política de D. Marcelino quien, en términos actuales, fue cancelado.

Bienvenida pues Doña Carmen Domingo al club de los fachas que antes fuimos hasta marxistas-leninistas y no pocos estalinistas. En buena medida compartimos hoy sus opiniones: «El movimiento woke está muy asociado al victimismo. Uno no es mejor persona sólo por pertenecer a una raza minoritaria. Lo de nacer en un sitio u otro es una cosa casual. Es verdad que tenemos que ofrecerles algunas ayudas laborales y tratar de que pertenezcan a un sitio, es verdad, pero eso no hace que uno sea mejor que otro. El ‘yo sí te creo por defecto’ me parece otra torpeza de nuestra actualidad». También acordamos en buen medida tu opinión sobre el origen de la censura establecida por la izquierda reaccionaria woke: «Esto tiene su origen fundamental en los recortes que ha habido en educación. La cultura de la cancelación tiene mucho que ver con el analfabetismo ideológico y cultural y de eso se han encargado bastantes gobiernos en facilitarlo. Si lo primero en que se recorta es en educación, cómo le das a la gente herramientas para distinguir si están ante unas fake news o cómo tiene capacidad de ejercer un juicio crítico alguien que no ha leído tres libros para contrastar nada. Al final se pretende llegar a eso: que la gente piense lo que yo digo y lo dé por bueno sin cuestionarlo».

Lo que no dice, pero seguramente terminará diciendo, es que más que los recortes, las últimas generaciones sufren las carencias cognitivas derivadas de las malandrinas leyes de educación perpetradas por el PSOE desde el Felipato hasta hoy, leyes que han manipulado y ahora siguen manipulando mucho más a los niños y jóvenes españoles.

Nota: Repasar las obras, artículos y declaraciones de Carmen Domingo Soriano es un ejercicio un tanto aburrido por constituir un rosario de lugares comunes de la izquierda reaccionaria. Su caída del caballo es motivo de esperanza.