La famosa y repetida frase, casi siempre dicha o escrita de forma descontextualizada cortada o manipulada, con que Carlos Marx inicia “El 18 de brumario de Luis Bonaparte”: «La historia ocurre dos veces: la primera vez como una gran tragedia y la segunda como una miserable farsa», pocas veces sucede cabalmente, pero…
El caso es que la referida frase ha saltado en mi caletre por el caso de la reciente cancelación por parte de la censura del izquierdismo reaccionario woke que tiene el poder en España, de la filóloga y escritora feminista española Carmen Domingo Soriano, por haberse atrevido, en su reciente obra: “Cancelado. El nuevo Macartismo”, escribir las verdades del barquero: «… la cultura de la cancelación originada en Estados Unidos, tras el Metoo, supone boicotear y “cancelar” sistemáticamente a una persona que ha llamado la atención por declaraciones dudosas o acciones discriminatorias. Un destierro de la vida pública, un asesinato de la reputación, como castigo por violaciones de lo políticamente correcto… una dictadura cultural que lucha por establecer la estandarización y uniformidad del pensamiento, retomando de forma abierta muchas de las actitudes del pasado, aunque sin reconocerlo, e impidiendo la libertad de pensamiento y todo ello, en su mayoría, de manos de la llamada izquierda posmoderna o izquierda líquida».
A quien se le ocurre decir lo obvio Doña Carmen. Y aunque tardaron algunas semanas tras la publicación del libro, porque libros no leen, las huestes de la banda woke en el poder tocaron a arrebato contra Domingo. Traidora facha es el más suave adjetivo porque nuestra protagonista es ¿era? una izquierdista de toda la vida que ha disfrutado de las mieles del izquierdismo oficial, colaborado en medios como El País, 8TV, Le Monde Diplomatique, El Viejo Topo, Crónica Libre, El Periódico, RNE y la Cadena Ser. Por consiguiente, según la banda inquisidora woke en el poder, Carmen Domingo es una traidora como Amelia Valcárcel y Lidia Falcón, pero mucho más joven y, por tanto, más peligrosa para la casusa.
Desconozco si Carmen Domingo es descendiente de Marcelino Domingo Sanjuán, aunque tiene muchas probabilidades teniendo en cuenta que nació en Barcelona y los descendientes del ahora olvidado político catalán se reparten entre Tortosa y Barcelona. Mi interés por este caso se acrecentó porque por los años 80 del pasado siglo, trabé amistad con un nieto del maestro de Tortosa, hijo de un Guardia Civil charnego que desde el sindicalismo anarquista de la CNT, participó en la huelga revolucionaria de 1917, se pasó al nacionalismo catalán fundando el Partit Republicà Català, luego integrado en Esquerra Republicana de Catalunya. Sin embargo, el semi-charnego Domingo terminó asqueado del nacionalismo supremacista catalán y se pasó al republicanismo (radical-socialista) de Azaña. Así, durante el bienio gobernante de izquierdas, entre abril de 1931 y septiembre de 1933, fue ministro de Instrucción Pública, de Agricultura y de Industria y Comercio. Pero tras la rotunda victoria de las derechas en las elecciones generales de noviembre de 1933, en que votaron por primera vez las mujeres en España, en un artículo firmado por el ya famoso periodista César González Ruano en ABC, el izquierdista exministro Domingo fue acusado de ser un libertino despilfarrador de dinero público. Querella criminal que terminó en nada excepto con la carrera política de D. Marcelino quien, en términos actuales, fue cancelado.
Bienvenida pues Doña Carmen Domingo al club de los fachas que antes fuimos hasta marxistas-leninistas y no pocos estalinistas. En buena medida compartimos hoy sus opiniones: «El movimiento woke está muy asociado al victimismo. Uno no es mejor persona sólo por pertenecer a una raza minoritaria. Lo de nacer en un sitio u otro es una cosa casual. Es verdad que tenemos que ofrecerles algunas ayudas laborales y tratar de que pertenezcan a un sitio, es verdad, pero eso no hace que uno sea mejor que otro. El ‘yo sí te creo por defecto’ me parece otra torpeza de nuestra actualidad». También acordamos en buen medida tu opinión sobre el origen de la censura establecida por la izquierda reaccionaria woke: «Esto tiene su origen fundamental en los recortes que ha habido en educación. La cultura de la cancelación tiene mucho que ver con el analfabetismo ideológico y cultural y de eso se han encargado bastantes gobiernos en facilitarlo. Si lo primero en que se recorta es en educación, cómo le das a la gente herramientas para distinguir si están ante unas fake news o cómo tiene capacidad de ejercer un juicio crítico alguien que no ha leído tres libros para contrastar nada. Al final se pretende llegar a eso: que la gente piense lo que yo digo y lo dé por bueno sin cuestionarlo».
Lo que no dice, pero seguramente terminará diciendo, es que más que los recortes, las últimas generaciones sufren las carencias cognitivas derivadas de las malandrinas leyes de educación perpetradas por el PSOE desde el Felipato hasta hoy, leyes que han manipulado y ahora siguen manipulando mucho más a los niños y jóvenes españoles.
Nota: Repasar las obras, artículos y declaraciones de Carmen Domingo Soriano es un ejercicio un tanto aburrido por constituir un rosario de lugares comunes de la izquierda reaccionaria. Su caída del caballo es motivo de esperanza.