CONCISA HISTORIA DEL PSOE

De “Evocaciones de un cambio de rumbo”

NOTA BENE DE DICIEMBRE DE 2023

Reconozco que cuando escribí este artículo no conjeturé el extravío al que ha llegado el PSOE dirigido por Pedro Sánchez Pérez-Castejón, a pesar de los antecedentes del individuo y del mismo PSOE. Como tantos otros, caí en la trampa UE al creer que en la España integrante de la Unión Europea, el asalto a las instituciones del Estado por parte del ejecutivo y la mayoría parlamentaria, no podía ocurrir. No solo no medí el deterioro democrático de las instituciones de la UE, la corrupción sistémica de la que apenas tenemos reciente noticia del Parlamento Europeo y de la Comisión, ambas instituciones a merced del cabildeo político de lobbies y dictaduras adineradas, tampoco pude imaginar hasta qué punto de ignominia llegaría el PSOE-PCC y sus socios de gobierno, al pactar indultos y leyes absolutorias con los supremacistas catalanes y vascos.

Pero semejante comportamiento, a pesar de indicar claros indicios de usurpación de instituciones del Estado, han supuesto una descarada ocupación e instrumentalización de las instituciones. En concreto la Fiscalía, la Oficina Estatal de Auditoría, la Oficina del Defensor del Pueblo, la Oficina de Estadística y el Tribunal Constitucional, han sido ocupadas por obedientes militantes o aliados del PSOE.

Y a pesar de semejantes antecedentes, las concesiones y pactos con los golpistas supremacistas que dinamitan la España constitucional, perpetrados estos días por el PSOE con el único fin de perpetuarse en el poder, me han sorprendido por su impudicia. Ya no podemos llamarnos a engaño. El PSOE inundado por el bonapartismo de Sánchez, inequívocamente ha resuelto que el Estado democrático instituido por la Constitución de 1978, resultante de un acuerdo de paz y conciliación de una, en nuestra historia, inusitada inmensa mayoría del pueblo español, es ahora el enemigo a destruir para sustituirlo por una tercera república populista y confederal con evidentes ambiciones totalitarias.

La amnistía a los golpistas y sus secuaces, además de inconstitucional y humillante para los españoles constitucionalistas, implanta la corrupción absoluta consistente en que unos políticos borran los delitos de otros políticos, a cambio de amarrarse al poder. Esta y el resto de contubernios con los golpistas y demás nacionalistas firmados por el PSOE sanchista, son las herramientas para destruir el contrato social vigente, basado en el principio democrático de la división de poderes: La elección de representantes como intermediarios de los ciudadanos, un Poder Judicial autónomo del legislativo que, como las fuerzas armadas y de seguridad, se debe a la Constitución y la ley.

Cuando el gobierno de coalición PSOE y Mascomunistas, sostenido por golpistas supremacistas desautorizan a los tribunales españoles, extendiendo la impunidad a todo tipo de delincuentes, con la artimaña que llaman lawfare, mientras controlan el Congreso, la Fiscalía y el Tribunal Constitucional, están imponiendo su impunidad. Y desde la impunidad se puede hacer todo, incluido el golpe, otro, de Estado.

Entonces, recordar el incendio del Reichstag el 27 de febrero de 1933 y la Ley Habilitante aprobada el 23 de marzo de 1933 por la que Hitler asumió el poder absoluto en Alemania, no es de mal gusto ni una provocación, sino una alerta sustentada en la historia y los hechos perpetrados actualmente por el PSOE y sus aliados.

N.B. 04/07/2021.

Desde la publicación de este artículo en noviembre de 2018, hasta principios de julio de 2021 en que redacto esta nota, el PSOE dirigido por Pedro Sánchez Pérez-Castejón, tras ganar la moción de censura contra Rajoy gracias a su alianza con Podemos, Izquierda Unida, Esquerra Republicana de Cataluña, Partido Demócrata Europeo Catalán, Compromís, Partido Nacionalista Vasco y Nueva Canarias el 1 de junio de 2018, logró aumentar su representación parlamentaria convocando dos elecciones generales en pocos meses. La ultima intentona fue el 10 de noviembre de 2019 donde el PSOE logró el 28% de los votos y 120 escaños (tres menos que en la anterior legislatura). Ante el fracaso, Sánchez se desdijo de sus promesas electorales y se abrazó con Pablo Iglesias Turrión después de acordar un gobierno de coalición con Unidas Podemos. Así, Sánchez Pérez-Castejón fue investido presidente del consejo de ministros del gobierno de España el 8 de enero de 2020, gracias a los votos de PSOE, Unidas Podemos, Partido Nacionalista Vasco, Más País-Compromís, Nueva Canarias, Bloque Nacionalista Gallego y Teruel Existe, junto con las abstenciones de Esquerra Republicana de Cataluña y Euskal Herria Bildu. Un día después Sánchez formó el llamado «gobierno Frankenstein», denominación articulada por el predecesor de Sánchez, Alfredo Pérez Rubalcaba porque: «los socialistas “no pueden” ir a la investidura de la mano de partidos independentistas que quieren romper aquello que ellos quieren gobernar».

Enlazar a: La agenda del PSOE camino de servidumbre

Existen sobrados libros de texto y en bibliotecas oficiales de dedicados al oxímoron Memoria Histórica, tal que la de Andalucía, las bibliotecas de la Generalidad de Cataluña y el Born Centro de Cultura y Memoria o el Centro Documental de la Memoria Histórica del ministerio de cultura del gobierno de España, en donde abundan los relatos de parte y las crónicas ideologizadas. En no pocos casos se trata de un auténtico festín de maniqueísmo con anverso victimista y reverso supremacista, donde la memoria es un accesorio utilitario para justificar el mensaje.

Al mismo tiempo, asistimos a encendidas puestas en escena de reivindicaciones de justicia y reparación para las víctimas del franquismo. Uno de los protagonistas famosos de estas funciones es el exjuez inhabilitado por el Tribunal Supremo de España, Baltasar Garzón Real, auténtico “adalid de la justicia universal” según el veterano socialista Joaquín Leguina Herrán. El caso es que Baltasar Garzón apoyado incondicionalmente por su íntima amiga y expresidenta de Argentina Cristina Fernández de Kirchner y la no menos colaboradora tras el caso Menen, la jueza peronista María Romilda Servini de Cubría, se ha propuesto juzgar a los pocos vivos y a los muchos muertos, aunque parece tener dificultades en distinguirlos puesto que pidió el parte de defunción de Franco. Dice hacerlo para lograr “la justicia histórica”, un debatido sintagma derivado del objetivo de evitar la repetición de la barbarie manifestada en Auschwitz que sí, de verdad se trata de justicia, debería ampliarse al Gulag, la Cheka, el genocidio armenio, Paracuellos del Jarama, Dresde/Hamburgo, Hiroshima/Nagasaki, Katyn y los vigentes «Laogai» (educación a través del trabajo) de China. Es evidente que el olvido evita las lecciones que puede proporcionarnos la historia, pero la pretensión de poseer la verdad histórica por el mero hecho de alinearse con unas tesis pretendidamente inequívocas a todas las víctimas es, cuanto menos, un reduccionismo sospechoso de impostura, por cuanto el exjuez asegura que dicha justicia histórica se obtendrá por medio de leyes como la de Memoria Democrática de Andalucía y la revisión de la estatal vigente que establecerá “la comisión de la verdad”, es decir, la confección de un relato histórico indiscutible oficial de Estado, por parte de unos cuantos individuos designados por políticos, según propone el gobierno del Partido Socialista Obrero Español (PSOE), presidido por Pedro Sánchez Pérez-Castejón.

No hay nada más loable que la reparación de las víctimas producidas por hechos execrables injustos perpetrados por el poder, sin embargo, a la frase adjudicada a Séneca: «nada se parece tanto a la injusticia como la justicia tardía» se le debe añadir; la prevención hacia las acusaciones generalistas y los filtros imprescindibles que establezcan la autenticidad de las víctimas y los derechos que corresponden a sus herederos además del resarcimiento de la dignidad de sus antepasados. Por tanto, a estas alturas declarar, por ejemplo, que la Ley de Amnistía de 1977 es “una ley de punto final” es, cuanto menos, un desparpajo insostenible a la luz de los hechos. Que sean algunos nietos y bisnietos de los protagonistas de la II República, la guerra civil y, sobre todo, de la dictadura de Franco, ahora políticos profesionales o aspirantes a serlo, quienes cuestionen la legitimidad del sistema político vigente consagrado por la Constitución de 1978, por tener el pecado original de “filofranquismo” puesto que, según ellos, la Transición no depuró a los responsables del «genocidio franquista», parece un exceso del deseo edípico si no fuera porque integra, como señalan la mayoría de sus paladines como, por ejemplo: el profesor titular de filosofía del derecho de la Universidad Carlos III de Madrid; Rafael Escudero Alday en: “un instrumento político de futuro”. Acabáramos, no solo se trata de una labor historiográfica basada en la pretensión de aproximarse lo más posible a la verdad histórica para resarcir a las víctimas, también es, sobre todo es, un instrumento político de futuro desplegado por el PSOE y apoyado por los partidos y partidarios que le apoyaron en la moción de censura contra el gobierno del Partido Popular el 2 de junio de 2018.

Recordemos que el PSOE es el único partido político español que, desde 1879 hasta el momento que escribo estas líneas a finales de octubre de 2018, ha protagonizado buena parte de los acontecimientos de nuestra historia, acontecimientos que se pueden identificar con fechas y palabras clave en que, los sucesos beneméritos o épicos son ensombrecidos por muchos otros que no permiten vanagloria alguna.

El doctor en Historia por el Instituto Europeo de Florencia; Antonio Muñoz Sánchez describe pormenorizadamente en su tesis doctoral publicada con el título “El amigo alemán” (2012), las relaciones entre el Partido Socialdemócrata Alemán SPD y el PSOE a finales de los años sesenta y la década siguiente del pasado siglo. En este ensayo, Muñoz Sánchez narra el lavado de cara ideológico y de imagen del PSOE previos a la Transición democrática que los entonces poderosos dirigentes del Partido Socialdemócrata de Alemania (Sozialdemokratische Partei Deutschlands; SPD) Willy Brandt, Helmut Schmidt y el diputado Hans Matthöefer, a quien se apodaba “el diputado por Barcelona”, junto con el no menos poderoso socialdemócrata sueco Olof Palme, lograron imponer en el congreso del PSOE celebrado en Suresnes en octubre de 1974, una nueva dirección en detrimento de la sempiterna del exilio encabezada por el veterano pedagogo masón y krausista Rodolfo Llopis Ferrándiz. Los nuevos dirigentes elegidos tras numerosos cabildeos, fueron los entonces jóvenes sevillanos del famoso clan de la tortilla encabezados por Felipe González Márquez aunque, para evitar escisiones, fueron incluidos Nicolás Redondo Urbieta, José María Benegas y dos miembros de la Agrupación Socialista Madrileña que habían votado en contra del nuevo secretario general: Francisco Bustelo y Pablo Castellano. El apoyo del SPD al renovado PSOE fue “financiero, logístico y de entrenamiento”, además de erigirse en garante internacional (sobre todo ante EEUU representado por su entonces poderoso secretario de Estado Henry Kissinger) de la homologación ideológica acorde con la socialdemocracia europea, según los cánones germano-escandinavos elaborados en el programa del SPD conocido como “Bad Godesberg” en noviembre de 1959, fueron sintetizados en el lema: “Socialismo es libertad”. A los noveles dirigentes, los alemanes en aquel tiempo les encumbraron y famosearon gracias a las suculentas aportaciones dinerarias provistas por la Fundación Ebert y el poderoso sindicato IG Metall. El monto de la ayuda para la reconstrucción del PSOE y UGT nunca fue declarado oficialmente, pero tanto los estudios de Eusebio Mujal-León como los del mencionado historiador Antonio Muñoz Sánchez, junto con el testimonio del delegado en España de la Fundación Friedrich Ebert; Dieter Koniecki como proveedor de fondos al PSOE entre 1975 y 1982, coinciden en la cifra redondeada de 20 millones de dólares (95 millones de dólares de 2018). Con todo, los flamantes dirigentes tuvieron que emplearse a fondo para conseguir el blanqueo definitivo que exigían sus benefactores alemanes; abandonar el marxismo. No lo lograron en el XXVIII Congreso, pero si en el siguiente extraordinario. Así, aquel aseado PSOE se presentó ante los españoles como “el partido de los cien años de honradez”.

Recuerdo el título, no así el contenido, de un artículo leído en Internet hace dos o tres años: “Cuando el PSOE era Podemos” por sintetizar que la auténtica raíz ideológica de un partido sin ideólogos ni estrategas dignos de tal nombre, siempre vuelve do solía; es decir, a su Programa Máximo de 1879 inspiradísimo en el “Manifiesto del Partido Comunista” (1848) de Marx y Engels. Se que esta afirmación puede parecer una insolencia o una provocación, sin embargo, es una constante histórica del PSOE en los momentos de tribulación donde su brújula ideológica confunde el norte por el sur y percibe el resuello del competidor por su oreja izquierda. Entonces, sus considerandos sobre la sociedad recuperan su tradicional tactismo de dirección variable, siempre comprobable en el contraste de sucesos que ha protagonizado durante su historia.

Acorde con su programa máximo redactado y publicado en 1888 y tras tres decenios de enmarañada implantación social y parca relevancia, el PSOE promovió la huelga general revolucionaria de 1917 (UGT y CNT) que pretendió derrocar al régimen semidemocrático de la Restauración borbónica. La huelga fue encabezada por Francisco Largo Caballero y Daniel Anguiano Mangado por UGT y por Julián Besteiro Fernández y Andrés Saborit Colomer por el PSOE. Aplastada por el ejército, el balance oficial de la huelga fue de 71 muertos, 200 heridos graves y más de 2000 detenidos, mientras sus dirigentes fueron condenados a cadena perpetua por sediciosos, condena que purgaron en el penal de Cartagena unos meses al ser liberados tras ser elegidos diputados. Fracasada la intentona, el PSOE cambia su discurso internacionalista para empezar a “comprender” a los nacionalistas catalanes y vascos al punto de apoyar las reivindicaciones del nacionalismo burgués de Francesc Cambó.

En el XI Congreso de diciembre de 1918 Andreu Nin Pérez logra que se apruebe su propuesta de modelo de estado español, mediante una “Confederación republicana de nacionalidades ibéricas”. Nuevo giro copernicano táctico del PSOE al colaborar con la dictadura de Primo de Rivera entre 1923 y 1930 a través de la UGT dirigida por Francisco Largo Caballero.

Tras perder las elecciones generales de 1933 el PSOE en boca de su máximo dirigente de facto Francisco Largo Caballero, ya entonces llamado “el Lenin español” hizo honor a su apodo abandonando la “vía parlamentaria” para alcanzar el socialismo. En consecuencia, el PSOE optó por la vía insurreccional armada en octubre de 1934. Fue un intento de golpe de estado anticonstitucional en alianza con el Partido Comunista de España y la Generalidad de Cataluña presidida por Lluís Companys Jover de Esquerra Republicana de Catalunya (ERC). La intentona tuvo el trágico desenlace de: 1.375 muertos, 2.945 heridos, 935 edificios destruidos (58 eran iglesias); 66 líneas férreas cortadas; 58 puentes volados; 31 carreteras interceptadas y 14 millones de pesetas desaparecidas. Pero el programa único del PSOE de entonces no se paraba en barras ante los costes en vidas humanas y bienes, sus dirigentes en 1936 ya no lo disimulaban. Las palabras de Largo Caballero en “El Socialista” del 9 de febrero de 1936 son preclaras: «Estamos decididos a hacer en España lo que se ha hecho en Rusia. El plan del socialismo Español y del comunismo Ruso es el mismo».

Tras el golpe de Estado del 18 de Julio de 1936 que desencadena la guerra civil, los gobernantes del Frente Popular inician políticas de guerra represivas que conducen a desmanes y crímenes descontrolados de los que solo algunos se arrepentirían. Uno de los más truculentos los protagonizó el escolta de Indalecio Prieto, Agapito García Atadell como jefe de la Brigada del amanecer luego legalizada por el Director General de Seguridad Manuel Muñoz Martínez, como «Milicias Populares de Investigación». A los primeros “paseos” (asesinatos nocturnos sin juicio) de estas milicias y otras de partidos del Frente Popular y sindicatos UGT y CNT, siguieron el establecimiento por toda la zona republicana de centenares de cárceles y salas de tortura conocidas como “chekas” relacionándolas con las soviéticas de Lenin-Stalin. Como presidente de gobierno, Francisco Largo Caballero nombró a su compañero Ángel Galarza Gago ministro de gobernación el 4 de septiembre de 1936, pero Galarza, lejos de eliminar las chekas, las legaliza. Famosas por terroríficas fueron las checas de Madrid dirigidas por miembros del PSOE o UGT ubicadas en el Círculo de Bellas Artes- Calle Fomento, en la calle Martínez de la Rosa, en la calle Marqués de Cubas 19 con una auxiliar en Montera 22 comandadas por el ugetista, Felipe Ortiz Torres, la de la Agrupación Socialista Madrileña montada por el diputado del PSOE Luis Pastrana Ríos y dirigida por Anselmo Burgos Gil en la de la calle Marqués de Riscal luego trasladada al convento de Santa Úrsula de Valencia. Los diarios asesinatos en la Ciudad Universitaria, secuestros y robos por doquier de García Atadell con su compadre el abogado Pedro Penabad Rodríguez y sus secuaces fueron tan enormes que, los compañeros de faena del Partido Comunista de España (PCE) y de la Federación Anarquista Ibérica (FAI) iniciaron su persecución, por lo que García Atadell y sus más íntimos secuaces se refugiaron en la zona franquista donde fueron capturados, juzgados y ejecutados.

Si los deleznables sucesos antedichos han sido justificados por muchos como desgracias perpetradas en momentos críticos de la guerra, los protagonizados por los principales dirigentes del PSOE: Francisco Largo Caballero, Indalecio Prieto Tuero, Juan Negrín López y Amaro del Rosal Díaz, indubitablemente documentados en los archivos históricos, por su transcendencia, merecen tenerlos en cuenta como aviso. Fue ante la incapacidad del gobierno del Frente Popular en conseguir créditos dentro y fuera de España y los limites recaudatorios de la continua emisión de billetes por su efecto inflacionario galopante, por lo que Negrín, a la sazón ministro de Hacienda del gobierno de Largo Caballero, ordenó al director general del Tesoro y Seguros dirigente de Izquierda Republicana Francisco Méndez Aspe proceder a la confiscación de monedas, lingotes de oro y alhajas de las bóvedas del Banco de España (585.000 kilos de oro empaquetado en 7.800 cajas de municiones de 75 kg cada una) una reserva de oro que había sido registrada por las estadísticas internacionales en mayo de 1936 como la cuarta más grande del mundo. No menos cuantiosas fueron las requisas e incautaciones perpetradas por la Caja General de Reparaciones de Daños y Perjuicios de la Guerra, institución creada en septiembre de 1936 mediante un decreto firmado por Negrín y dirigida durante toda su existencia por el miembro de la Comisión Ejecutiva de la UGT; Amaro del Rosal Diaz. El nombre de la Caja indica sus fines, los bienes y fondos que la sustentaron procedieron de los bienes de los considerados como “sediciosos, rebeldes o desafectos” señalados por tribunales especiales llamados populares, además de las denuncias de los partidos que conformaban el Frente Popular. Las incautaciones fueron realizadas directamente por juntas provinciales calificadoras, los sindicatos UGT y CNT, comités populares, etcétera. Así, fueron requisados bienes, fincas rusticas y agropecuarias privadas, bienes y obras artísticas de la Iglesia católica y de particulares, acervos diversos en domicilios particulares que incluyeron muebles, títulos bancarios, metales preciosos, inmuebles urbanos, joyas y depósitos en cajas de ahorro y Monte de Piedad, colecciones de pinturas, esculturas y joyas de elevado valor histórico-arqueológico. Ni durante la guerra ni tras ella, Francisco Méndez Aspe o Amaro del Rosal Díaz rindieron cuentas ni publicaron un inventariado íntegro de la riqueza incautada por la Caja General de Reparaciones y del uso que hicieron de tal enorme caudal que constituía el ahorro y patrimonio de millones de españoles de toda condición. Hasta el fallecimiento de Juan Negrín en 1956 cuando su hijo Rómulo, siguiendo instrucciones de su padre, entregó el llamado el «Dossier Negrín» al gobierno español, no hubo expediente justificativo procedente de los responsables de las incautaciones. Aunque los historiadores Enrique Moradiellos García, Ángel Viñas y Ricardo Miralles Palencia defienden la gestión política de Negrín, la económica no tanto, otros que conforman mayoría como Pablo Martín-Aceña Manrique, Fernando García de Cortázar, Alberto Reig Tapia, Francisco Gracia Alonso y Gloria Munilla Cabrillana son menos benevolentes, en concreto, Gracia Alonso y Munilla Cabrillana detallan en “El tesoro del Vita” datos específicos sobre el expolio histórico-artístico perpetrados por Negrín y Prieto, mientras que el exiliado durante el franquismo Francisco Olaya Morales designa estos episodios de criminales.

Lo incuestionable es que el dosier Negrín es incompleto e inexacto, no informa sobre los criterios y las fórmulas con que semejante tesoro fue empleado o repartido en las manos que lo hicieron esfumarse. Lo comprobado es que además de las 510 toneladas de oro que acabaron en los sótanos del Gokhran en Moscú Oro de Moscú y de las 193 toneladas de oro en París, una parte considerable de las divisas obtenidas de la venta de lo requisado por la Caja General de Reparaciones fueron a cuentas corrientes en bancos franceses, británicos y norteamericanos a nombre de dirigentes del PSOE incondicionales de Negrín, destacando, entre otros; el mismo Juan Negrín y su compañera sentimental Feliciana López de Dom Pablo, José Calviño Ozores (militante del PSOE y principal comprador de armas del Frente Popular durante la guerra que devino luego millonario residente en Suiza que se definía: «socialista, republicano y capitalista»), Julián Zugazagoitia Mendieta, José María García-Valdecasas Santamaría, Alvaro de Albornoz Liminiana, José Ignacio Aldama Gamir, Alejandro Otero Fernández, Félix Gordón Ordás, Rafael Méndez Martínez, Luis Prieto Cerezo (hijo de Indalecio Prieto Tuero), Daniel Fernández Shaw, Fernando de los Ríos Urruti, Julio Álvarez del Vayo y Olloqui y Luis Araquistaín Quevedo quien, a pesar de ser uno de los beneficiarios y antiguo socio de Negrín y del Vayo en la Editorial España, años después denunció a sus compañeros. Además de las divisas esparcidas en cuentas bancarias a nombre de dirigentes del PSOE, Negrín y sus ayudantes vendieron remesas de plata por toneladas sin que se sepa adonde fue el dinero percibido. Pero quizá el mayor escándalo de todo este expolio del patrimonio de los españoles fue la apropiación indebida por parte de Indalecio Prieto Tuero en 1941, de una sustanciosa parte del patrimonio artístico español, compuesto por cuadros, ropa y objetos religiosos de varias catedrales, depósitos procedentes del Monte de Piedad de Madrid, una colección de relojes antiguos única, monedas de oro y plata de valor numismático, joyas y diamantes. Este gran tesoro conocido como «Tesoro del Vita» fue cargado en el puerto francés de El Havre en el yate Vita por órdenes de Negrín con destino México, con el objetivo de ayudar a los exiliados republicanos en aquel país. Ni Prieto ni Negrín rindieron cuentas y pocos exiliados fueron socorridos mientras que todos estos dirigentes prefirieron vivir cómodamente en países capitalistas, el menos México y los más: Suiza, Reino Unido, EEUU, que en la URSS del socialismo real.

El 28 de octubre de 1982 el PSOE encabezado por Felipe González Márquez gana las elecciones generales por mayoría absoluta, tras el intento de golpe de Estado del 23 de febrero de 1981, conocido como 23F. A los pocos meses estalló el llamado Caso Flick que destapó una parte ínfima de la financiación ilegal del PSOE por parte de la Fundación Friedrich Ebert del SPD, al comprobarse que había invadido impuestos en la RFA. En 1988 aparece otro sistema de financiación ilegal del PSOE con el nombre de “Caso Filesa”. El fraude consistió en desviaciones de dinero negro al PSOE a través de la trama de empresas Filesa, Malesa y Time-Export por un importe de 1.200 millones de pesetas (equivalentes a 16,30 millones de euros en octubre de 2018). Como ya era habitual, el juicio se demoró once años y a los condenados no les fue del todo mal, pues una parte de la condena fue suspendida por el Tribunal Constitucional y otra por el indulto parcial decretado por Gobierno del Partido Popular (PP) presidido por José María Aznar López el 1 de diciembre de 2000, cuando el PP estaba abrumado por otro escándalo de financiación irregular conocido como Caso Naseiro. Entretanto, Felipe González maniobró con notable astucia para decir digo donde dijo Diego y mantuvo a España en la OTAN. Otros casos de corrupción involucrado a miembros relevantes del PSOE fueron a apareciendo: Juan Guerra, AVE, Roldan, Palomino, etcétera. Entremezclando corrupción y autoritarismo el gobierno presidido por Felipe González incurrió en terrorismo de estado con los GAL financiado con fondos reservados entre 1983 y 1989. Tampoco fueron asuntos de los que presumir la reconversión industrial o más bien desmantelamiento que llevó en 1985 a un índice de paro del 22 %, la recesión económica de 1993 con el 24 % de paro e inflación del 5 % y el déficit público del 6 % del PIB. La clave de la época conocida como felipismo o felipato puede estar en la frase del Vicepresidente Alfonso Guerra González: «Montesquieu sigue muerto y bien muerto y nadie tiene intención de resucitarlo». Pero la medida de mayor y larga repercusión de la era del felipato fue Ley Orgánica General del Sistema Educativo (LOGSE), de 3 de octubre de 1990 que instauró un modelo basado en las teorías pedagógicas de la alteridad inclusiva donde el esfuerzo individual del alumno se relativiza a través de la promoción automática, la incomprensible enseñanza comprensiva y la eliminación de pruebas extraordinarias de recuperación. Su promotor, Alvaro Marchesi Ullastres, y sus amigos del POSE no solo han desdeñado la reducción notable del rendimiento académico y el abandono escolar producido por la LOGSE, sino que han persistido en sus planteamientos en las posteriores leyes, es decir; en seis de las ocho reformas educativas habidas en España en menos de tres décadas.

El 14 de marzo de 2004 el PSOE dirigido por José Luis Rodríguez Zapatero (ZP) ganó por sorpresa las elecciones generales por mayoría simple, tres días después de los atentados terroristas más cruentos de la historia de España ocurridos el 11 de marzo de 2004. Fue la extraordinaria capacidad de Alfredo Pérez Rubalcaba (el comando Rubalkaba) en el manejo sin escrúpulos de la agitación y la propaganda, el factor determinante de la victoria del PSOE, al movilizar a sus militantes y a sus aliados mediáticos, con los muertos de la masacre calientes, en la “la noche de los móviles” cercando las sedes del Partido Popular; “A la sede del PP, pásalo” con eslóganes tan elocuentes como: “Le llaman democracia y no lo es” y “Nuestros muertos, vuestras guerras”, acusando al gobierno de ser el culpable de los atentados por su apoyo a la invasión norteamericana de Irak. Con el vuelco electoral, a pesar de no tener mayoría absoluta en el Congreso, el PSOE apoyado por: de Esquerra Republicana de Catalunya, Izquierda Unida-Iniciativa per Catalunya, Coalición Canaria, Bloque Nacionalista Galego y Chunta Aragonesista, procedió a pegar otro volantazo táctico-estratégico, uno más de su historia, para persistir en su querencia histórica de patrimonializar el poder y ostentar la exclusividad del término socialista con la identificación del partido con el hombre ideal, con el hombre nuevo, con el hombre del futuro socialista.

El “talante” de Zapatero (ZP), proyectado como líder amable y dialogante, fue la consigna establecida por el PSOE sobre la imagen del hombre joven, dinámico, de ojos azules y cejas arqueadas que ocultaba un programa máximo, consistente en demoler el sistema político nacido con la Constitución de 1978, en alianza con el proyecto del dirigente máximo del Partido de los Socialistas de Cataluña (PSC) Pascual Maragall Mira conocido como “federalismo asimétrico” que, como artificio y paso previo, escondía el objetivo último, como manifestó en 1999, para la secesión de Cataluña, siguiendo los pasos establecidos el principal ideólogo del socialismo secesionista catalán e íntimo amigo suyo, Xavier Rubert de Ventós, establecido en el opúsculo “Cataluña: de la identidad a la independencia” (1999). El pacto con los nacionalistas se explicitó el 30 de agosto de 2003 en la “Declaración de Santillana”, que disimuladas con eslóganes que repintan con obsesiva y sospechosa, por inusual en el PSOE, la palabra España: “La España Plural – La España Constitucional – La España Unida – La España en Positivo” se establecieron las directrices estratégicas para aliarse con los nacionalistas para gobernar, aislar al Gobierno y al PP, el compromiso de rehacer los estatutos de autonomía entonces vigentes, en concreto la promesa de Rodríguez Zapatero de que apoyaría sin reservas el proyecto estatuario que viniera de Cataluña. La estrategia plasmada en pactos y luego en actos del PSOE de ZP, demolía el modelo autonómico emanado de la Constitución de 1978.

De esta suerte, una vez en la presidencia del gobierno de España, ZP adoptó un discurso atrapalotodo pleno de prótesis ideológicas y demagogia trivial. Aconsejado por el sociólogo José Andrés Torres Mora, a la sazón el principal ponente de la Ley de Memoria histórica, ZP emprendió la batalla del lenguaje y del pensamiento mágico posmoderno de los bienaventurados Michel Foucault y Antonio Gramsci, cuidando el repintado de blasones con guiños al antañón krausismo del PSOE decimonónico, además de barnizar el discurso de europeísmo por un lado y por el otro con retazos del feminismo esencialista de día y meta-narrativo de noche, del confederalismo plurinacional y pluricultural, del comunitarismo, del indigenismo-zapatismo, incluyendo abrazos y guiños antiglobalización al «socialismo del siglo XXI» del castrochavismo y, con el descaro imperturbable sonriente de quien no conoce la contradicción, abrazar el principio de no-dominación del republicanismo cívico de su tutor misericordioso, Philip Pettit. Semejante olla podrida ideológica fue servida en un plato combinado. Las proteínas en capsulas de subvenciones y publicidades para los medios de comunicación públicos y los privados afines, los vegetales y carbohidratos para la educación. Así, en otra vuelta de tuerca pedagógica de Alvaro Marchesi Ullastres se inauguró “la educación en valores y ciudadanía” que Gregorio Peces Barba tanto aplaudió. El caso es que la mezcolanza de pedagogía posmoderna y valores considerados democráticos y universales como la convivencia, la tolerancia y la solidaridad son tan interpretables, de hecho lo han sido y los son al ser manipulados ideológicamente, como para sospechar que sus albaceas pretenden conducirnos a esa sociedad armónica paradisíaca fantaseada por las utopías redentoristas estatalistas, esa paz del hormiguero del gran Leviatán imaginado por Thomas Hobbes.

Vinculado con el llamado Pacto del Tinell firmado en Barcelona el 14 de diciembre de 2003 por el Partido de los Socialistas de Cataluña (PSC), Esquerra Republicana de Catalunya (ERC) e Iniciativa per Catalunya Verds – Esquerra Unida i Alternativa (ICV-EUiA) que facilitó la formación del llamado tripartito gobernante de Cataluña, el PSOE gobernante recuperó buena parte del pacto de San Sebastián de Agosto de 1930, para horadar las bases del Estado que gobernaba al ir proponiendo, en diferentes diapasones en función del momento y del receptor, el mensaje de ir preparando una “una segunda transición democrática y plurinacional”, al tiempo que emprendía discursos nostálgicos sobre la perdida Segunda República y su anhelado resurgimiento como confederación plurinacional. Se trataba de recuperar el discurso del republicanismo socialista, presentando a la Segunda República española como una democracia plena sin mancha ni pecado y exagerando, por no decir que inventando, una resistencia al franquismo de la que el PSOE estuvo ausente. Al mismo tiempo, ZP propagó la trágica muerte de su abuelo paterno, (el capitán Juan Rodríguez Lozano juzgado en un consejo de guerra sumarísimo, condenado a muerte y fusilado al inicio de la guerra civil por el bando franquista) utilizándola como punta de lanza de la ley de la memoria histórica.

El zapaterismo fue intervencionista, descarado respecto a los medios de comunicación, la enseñanza y la judicatura. Pero, no por casualidad, dicho intervencionismo fue matizado a través del eslogan: “cambio productivo”, mientras se dejaba inflar la burbuja inmobiliaria que a su vez inflaba el erario. En realidad, el vicepresidente segundo y ministro de Economía y Hacienda; Pedro Solbes Mira, aplicó un dejar hacer que permitió, hasta el pinchazo de la burbuja especulativa en 2009, el engorde del aparato del Estado y el consiguiente gasto público, gasto que, con la crisis, desde 2007 se disparó sin control al tiempo que se reducían exponencialmente los ingresos, hasta llegar a la ruina del erario español y de millones de españoles.

Como tantos izquierdistas españoles de su generación, ZP abrazó el antiamericanismo primario, la mística postsesentayochista y el zapatismo altermundista apoyado en su ministro de Asuntos Exteriores y Cooperación; Miguel Ángel Moratinos Cuyaubé. Más que una política exterior consistente, el zapaterismo-moratinismo se extasiaba de buenismo y asumía que el obrero ya no era el sujeto emancipador, al tiempo que repartía guiños a las ideologías del altermundismo que declaran que: “otro mundo es posible”. El gran puñetazo, mejor dicho, el único puñetazo en la mesa internacional de Zapatero, fue la denostación de norteamericanos y británicos por invadir Iraq y al gobierno de Aznar por apoyarles, seguida de la inmediata retirada de las tropas españolas en Irak en misión de paz nada más llegar al poder. Al mismo tiempo, ZP inició un discurso “comprensivo” hacia el islán, procurando soslayar el islamismo, silenciar la situación de los derechos y libertades en las teocracias islamistas, al tiempo que proclamaba el nacimiento de un nuevo ciclo histórico que representaba el “socialismo del siglo XXI” castro-chavista, el indigenismo y demás construcciones identitarias, eso sí, sin destinar el reclamado 0,7% del PIB a la ayuda al desarrollo, aunque condonó la deuda a la Bolivia de Evo Morales y a varios países africanos para frenar la inmigración de sus súbditos hacia España. Con estos planteamientos, el zapaterismo-moratinismo promulgó “la alianza de civilizaciones” copatrocinada con la Turquía del autoritario islamista Recep Tayip Erdogan, aprobada por la Asamblea de las Naciones Unidas, negando con ello su carta fundacional que universaliza los derechos humanos, al igualar y legitimar civilizaciones antagónicas que el filósofo Gustavo Bueno Martínez explicó a través de contundentes preguntas socráticas: «¿Cómo hacer compatible la poligamia con la monogamia sin destruir uno u otro sistema, o ambos? Otro tanto se diga cuando nos referimos a la convivencia de los matrimonios heterosexuales y los homosexuales: la institución de la familia puede darse por desaparecida a partir de un determinado porcentaje de matrimonios homosexuales. ¿Y el derecho de propiedad? ¿Cabe una alianza entre civilizaciones que contienen entre sus instituciones la propiedad privada de los medios de producción y aquellas otras que consideran necesario destruir esta institución en nombre del comunismo? ¿Tiene algún porvenir, como modelo de civilización universal, el proyecto de Den Xiaoping de hacer de China un país con dos sistemas?». Estas preguntas son aplicables a la comentada la educación en valores y ciudadanía y a la consiguiente asignatura: Educación para la Ciudadanía y los Derechos Humanos y sus contenidos de naturaleza filosófica, ética o moral, relativos a la eutanasia, al aborto, a los matrimonios homosexuales, al laicismo, etcétera.

El balance de las dos legislaturas en que gobernó Rodríguez Zapatero es bien conocido pero poco explicitado. A las medidas populistas como la retirada de las escasas tropas españolas en Irak o la supresión del trasvase del Ebro sustituido por desalanizadoras caras difícilmente sostenibles, siguieron la ley de violencia de género, la del matrimonio homosexual, el divorcio express, y las sociales mayoritariamente insostenibles económicamente como la ley de dependencia y el retirado cheque bebe, la Ley de Propiedad Intelectual y la explicada Ley de Memoria Histórica. Preciso es recordar el abandono del consenso antiterrorista, cuando la banda ETA estaba acorralada, los estatutos a la carta, el gobierno de Zapatero aprobó el Estatuto de Autonomía de Cataluña de 2005, perpetró el “proceso de paz” con ETA en 2006 y, en fin, con la negación de la recesión económica en 2008, el descalabro de un gobierno que condujo, repito; a la ruina a millones de españoles.

Siguiendo la tradición de cosechas de poder por parte del PSOE tras sucesos traumáticos, el 2 de junio de 2018 alcanzó Pedro Sánchez Pérez-Castejón la presidencia del gobierno de España a través de una moción de censura apoyada por 17 grupos y subgrupos parlamentarios aparentemente heterogéneos, cuyo denominador común es el derrocamiento del régimen de 1978 y, mayoritariamente, escindir regiones de España para constituir nuevas naciones en Cataluña, Vasconia, Galicia y Canarias. Con estos apoyos, la primera y principal tarea del gobierno Sánchez ha consistido es reconstruir el maniqueo de Zapatero, mediante la exhumación de la momia de Franco de la Basílica del Valle de los Caídos en Cuelgamuros. Una maniobra cómico-macabra si no fuera acompañada de cainismo guerracivilista primario y antifranquismo retrospectivo, ese antifranquismo sin Franco ni franquistas de parecido jaez al denunciado por uno de los mejores cronistas de la Transición Víctor Márquez Reviriego, cuando cuenta que a partir de 1975 y 1976 todo el mundo había sido antifranquista mientras, de hecho, solo tres o cuatro años antes, la inmensa mayoría colaboraba con entusiasmo con el régimen. Pero además de pretender la reconstrucción de un pasado heroico y una república de vino y rosas ficticia con la que hacer soñar a “la gente”, el antifranquismo retrospectivo del PSOE del zapaterismo-sanchismo intenta tapar el profundo agujero en donde cayeron, arrasadas por la realidad, sus arcaicas fórmulas krauso-marxistas.

Volver a ser gobernados por el PSOE, un partido lastrado desde sus orígenes de la debilidad teórica del huérfano de pensadores, siempre confundido entre ideologías inmiscibles; «krausismo español», «guesdismo» francés, ramas seudocientíficas y marxistas deterministas y las indigestiones de Kautsky, es muy preocupante por el evidente peligro que supone que vuelva a caer en la misma piedra. Y todo apunta que volverán do solían puesto que jamás, el PSOE ha aceptado críticas y mucho menos asumido una autocrítica con relación a su historia, en consecuencia, la entropía que ha sufrido la doctrina redentorista del PSOE, de suyo positivista, ha sido sustituida por las élites mesocráticas y académico-funcionariales que lo dirigen, por un tactismo pueril con el único fin de atornillarse al poder, consistente en alagar a los enjambres de identidades reaccionarias que apelan al sentimiento frente a la razón. Es el tactismo del atornillador el obrador del desfachatado remedo de Frente Popular con Podemos y los bandos separatistas, que a la hora que escribo estas líneas, ya ha producido un considerable aumento de inestabilidad jurídica, política y económica. Entre tanto, el gobierno del presidente lindo y sus ministras y ministros menos bonitos, ni saben ni contestan acerca de los retos enormes que suponen la inmigración descontrolada, el invierno demográfico producido por la irresponsable ausencia de incentivos a la natalidad archiprobados en otros países “de nuestro entorno”, la reforma estructural de las leyes laborales, siempre aplazada por intereses espurios empeñados en la perpetuación de la estamentación del trabajo, a pesar de la persistencia durante toda la democracia de obscenas cifras de paro que han perpetuado y aumentado los sectores marginales, ese lumpen juvenil que deviene senil rápidamente, el rearme de la identidad nacional de España, la estabilización y despolitización de la enseñanza para enfocarla en el desarrollo humano, la lucha contra la deslocalización industrial y la reindustrialización basada en la incentivación de la inversión y la investigación, la reparación de la estructura estatal disgregadora y burocratizada junto con la racionalización del gato público, en fin; la revitalización rural y la consiguiente política integral y nacional del medio ambiente. A estos problemas pendientes y otros dejados en el tintero por no ser demasiado exhaustivo, se suma la enorme irresponsabilidad de dejar para mañana la montaña de deuda, ese el que venga detrás que arree, capaz de fulminarnos en cualquier momento debido a los conflictos en el seno de la UE y los enfrentamientos entre los bloques encabezados por EEUU, China y Rusia. Inquietante me parece poco contundente para expresar el riesgo de repetir trágicos acontecimientos que parecían superados.

Con el resumen de algunos hechos relevantes de la historia del PSOE, surge la cuestión obvia, verbigracia; con estos antecedentes históricos y, sobre todo, si se evalúa el aserto: «el olvido nunca será justo» establecido por los campeones de la justicia histórica oficializada ¿puede el PSOE exigir justicia histórica sin antes rendir sus propias cuentas?